Si Eva hubiera escrito el Génesis
¿cómo sería la primera noche de amor del género humano?
Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies
quizás, digo yo, no sé
hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla
que no conoció a ninguna serpiente
que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie
y que nadie le dijo "parirás con dolor y tu marido te dominará"
y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias
que Adán contó a la prensa.

E. Galeano

viernes, 22 de octubre de 2010

LAS MANOS PELUDAS DE CARACAS

por EL CUARTO DE TULA


Un lugar cualquiera de Caracas. Una mujer camina por la calle, rumbo a su casa. Son las dos de la tarde, las diligencias necesarias no le han permitido almorzar todavía, pero anda concentrada en sus preocupaciones, pensando en todo lo que le queda por hacer antes que se termine (demasiado rápidamente) el día.
Pero, de pronto, algo la saca abruptamente de sus reflexiones: ¡PAAAH! ¡Un manotazo en la nalga!
La mujer se reincorpora del asombro, ve las espaldas de dos hombres encima de una moto y es cuestión de fracciones de segundos: no hay duda que fue el pasajero de la moto quien lanzó ese manotazo, el mismo además lo confirma al darse vuelta con mirada pícara. Es automático el improperio de protesta que sale de la voz enojada y rabiosa de la mujer: “¡¡# @&*‼”. La moto se va, un vecino mira en silencio la escena.
Rabia. Impotencia. La mujer comentará a sus amigas y amigos lo que le ha pasado, para luego enterarse de que eso “es muy común”, “una amiga me contó lo mismo”, “a mí también me pasó y me dio mucha, pero mucha rabia”, “cuando tenía 11 años me pasó algo parecido y me quedé muy asustada, pero no se lo quise contar a nadie porque me daba pena y miedo al mismo tiempo”. La rabia y la impotencia crecen.

A ti que lees estas líneas:
• ¿Te pusiste a reír? ¿Piensas que es una tontería, que fue “sólo un manotazo”? El cuerpo de una mujer no es un objeto sexual que está a disposición de quien quiera tocarlo. Cada mujer tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, sobre cuando quiere ser tocada o no, y por quién. Cuando no hay consentimiento de la mujer, es violencia sexual, así como lo reconoce la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en su art. 15:

Violencia sexual: Es toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la mujer a decidir voluntaria y libremente su sexualidad, comprendiendo ésta no sólo el acto sexual, sino toda forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital, tales como actos lascivos, actos lascivos violentos, acceso carnal violento o la violación propiamente dicha.

• ¿Te recordaron alguna experiencia parecida, renovándote la arrechera? Está bien, pues la digna rabia es el primer paso para luchar contra todo tipo de atropello, cómo decía el Che: "...y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario." Y de una revolucionaria, agregamos nosotras.

¿Qué hacer?
No seamos testig@s pasiv@s, intervengamos. Hablemos del tema. Si somos mujeres, no nos avergoncemos. Denunciemos. Organicémonos. Si somos hombres, pongámonos en los zapatos de quiénes por ser mujeres, niñas, muchachas, han sido o pueden ser atacadas de esta manera, tocadas sin su voluntad, violadas en su intimidad corpórea. No busquemos soluciones bajo la misma óptica patriarcal, del tipo “a mí mujer/ a mi hija no me la toca nadie”, “vamos a caerle al tipo que hizo eso”. El reto está en construir una sociedad diferente. Démosle, pues.

viernes, 17 de septiembre de 2010

“COLOMBIA: CAMINANDO LA PALABRA, EN PIE DE DIGNIDAD”

por Koldobike Velasco Vázquez (ACAT y Alternativa Antimilitarista.moc)

Desde una mirada chiquita a esta complejidad abrumadora de un país que se asoma y presenta al mundo como respetuoso con los derechos humanos, visión a través de la participación en el Encuentro Internacional de Mujeres y Pueblos de las Américas contra la militarización, celebrado en Colombia del 16 al 23 de Agosto del 2010... Una se pregunta de dónde sale tanto odio, tanta muerte, tanta canallada, tanto cinismo, tanto ocultamiento... una se pregunta cómo le puede caber a un pueblo tanto dolor, desgarro, destrozo...una se pregunta de donde les viene la esperanza para tenerla tan viva...una se pregunta cómo se levantan cada día sin un minuto de silencio, “toda una vida de lucha”...una se pregunta dónde está esa comunidad internacional dormida para la violación de los derechos humanos y tan atenta a lo que sufre el capital con nombre de trasnacional...una se pregunta donde está el corazón que mueve tanta resistencia, tanto afecto, tanta fecundidad de vida...una se pregunta que maquillaje puede tener una fosa común y qué disfraz se permite para los falsos positivos...una se pregunta como se puede ser tan terrorista sembrando miedo allá por donde pasan los actores armados...una se pregunta cómo pueden haber comprado desde ese estado genocida tantas balas silenciadas y silenciadoras... una se pregunta de dónde nace tanta permanencia con diferentes caras y con esas espaldas tan castigadas...una se pregunta cómo es que la vida es más fuerte que la muerte... una se pregunta cómo pueden soñar aún las gentes buenas de la resistencia y superar esas pesadillas con nombre de Santos, Uribes y demás oligarcas...una se pregunta qué es resistir si no es aguantar y la respuesta es no desistir... una se pregunta si la gente diagnostica que le está matando el terror, quiénes son los terroristas...una se pregunta, verdad Lucrecia, cómo se llenan de que sí y cómo participan de la vida para que la muerte sea un hecho natural...



Algunas realidades que nos ayuden a comprender y a participar en su transformación, en tres paradas:



COLOMBIA, ESTADO DE VIOLENCIA ESTRUCTURAL

“Nos está matando la pobreza, los planes de desarrollo, la TLC, el Plan Colombia... y los actores armados”



· País con más desigualdad de todo el continente Americano. Este es uno de los motores del conflicto económico y militar.

· 65% de la población bajo el umbral de la pobreza, unas 27 millones de personas. 400 presonas ricas controlan el 80% de la riqueza

· Mueren anualmente más de 20.000 niñ@s de menos de cinco años por desnutrición aguda.

· Concentración de la propiedad de la tierra y robo de las mismas al campesinado.

· El 90% de sus exportaciones tiene vinculación con la minería, explotada por empresas extranjeras: petróleo, carbón, oro, café, gas, esmeraldas, hierro, niquel, coltan y una gran riqueza hidrológica.

· Desnacionalización de la economía. De cada 10 empresas 7 son extranjeras y 5 dedicada a la minería.

· Es mayor la deuda interna, sobre todo con los bancos, que la deuda externa del país.

· Crece el desempleo en más de un 20% y el subempleo es del 56%, sobre todo afecta a las mujeres y personas jóvenes.

· 90.000 mujeres violadas, del 2004 al 2009 y es una realidad invisibilizada.

· La infancia está brutalmente golpeada: Tres niñ@s asesinad@s al día. El 56% en pobreza. Cuatro millones abusados sexualmente. Dos millones trabajan y 40.000 de ell@s obligados a la prostitución.

· Educación discriminatoria , clasista y racista. De cada 100 niñ@s que comienzan la escuela, 55 pasan a la formación secundaria, 25 a la universidad, 15 acaban sus carreras y 7 encuentran trabajo de lo que estudiaron.

· El 36% de colombian@s no tienen acceso a los servicios públicos básicos: Agua, luz, alcantarillado...

· El 75% de las personas de más de 65 años no cuentan con ningún tipo de pensión, viven de la caridad.

· Ciento dos pueblos indígenas en Colombia, más de un millón y medio de personas, en peligro de extinción por exterminio. En los años del gobierno de Uribe más de 1.200 indígenas asesinados.



Un pueblo castigado por la guerra y la violencia económica, social, política...



UNA GUERRA SORDA Y MUDA

“Prevenir el crimen del silencio”(B. Russell)

Como dijo Uribe, “ no hay territorio vedado para la fuerza pública”



Colombia está inmersa en un conflicto armado desde hace más de medio siglo. Dentro del mismo encontramos diferentes actores armados: ejército, paramilitares, guerrilla...

Todas partes implicadas en el conflicto colombiano son responsables de graves violaciones y abusos contra los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario”, siendo el Estado el principal agente agresor en esta guerra.



· Estado altamente militarizado. Su gasto militar es el más alto del resto de partidas, unos 11.000 millones de dólares, más del 6% de su P.I.B. Siendo uno de los países más militarizados del mundo. Segundo país en el mundo con el ejército más grande: 460.000 soldados. El 56% de los gastos de personal del estado pertenecen a la seguridad democrática. Mientras se gasta anualmente en un soldado 80 millones de pesos, invierte 8 millones en la formación de un joven en la universidad. Se invierte cada año 100 millones de pesos en seguridad democrática.

· El complejo industrial militar , así como las grandes inversiones de empresas trasnacionales de EE.UU , requieren ser resguardadas y protegidas de nacionalizaciones, gobiernos alternativos y movimientos sociales (ambientalistas, indígenas). La alta militarización responde a salvaguardar los intereses del capital.

· Presencia, apoyo y tutorización político- militar de EEUU, que en todo el mundo cuenta con 872 instalaciones militares, presencia de 190.000 soldados en más de 46 países, con un costo de 250.000 millones de dólares al año. Estos soldados cuentan con total inmunidad de las leyes de cada país.

· La realización de megaproyectos en el territorio, como represas de agua, construcción de carreteras, refinerías de petróleo, minería extensiva, monocultivos de palma africana para obtención de biocombustible... es custodiado por el ejército y pagado por las trasnacionales que compran los servicios de paramilitares que no reparan en ningún medio para que el beneficio sea lo único importante.

· La guerra es :

◦ El 94% de las torturas son realizadas por parte del Estado.

◦ Detenciones arbitrarias.

◦ Expropiaciones y robos de propiedades.

◦ La estrategia del terror y el miedo. Las amenazas, señalamientos, persecuciones.

◦ Ejecuciones extrajudiciales: Asesinatos.

◦ Expolio de tierras y de los recursos naturales. Como dice Azarea Robles, “el botín saqueado va custodiado por las personas saqueadas”.

◦ Herid@s y mutilados por minas.

◦ Las mujeres son utilizadas como botín de guerra. Cada hora nueve mujeres sufren agresiones sexuales, más del 76% de ellas las realizan las fuerzas de seguridad del estado, el 18% hombre de la guerrilla y el 7% por parte de paramilitares. La impunidad frente a la violencia que sufren las mujeres es de un 98,6%.

◦ Niñ@s involucrad@s en el conflicto: reclutamiento, violencia sexual, embarazo y enamoramientos, utilización como informantes...

◦ Con la estigmatización del pensamiento crítico y divergente el régimen colombiano mantiene en cárceles a 7.500 pres@s polítcos, muchos en condiciones de tortura extrema.

◦ Record en desapariciones forzadas, más de 200.000 , 38255 en estos últimos tres años. Una Democracia genocida que a través de paramilitares, con la instrucción del ejército y la policía, crean crematorios y entrenan a caimanes, para que no quede ningún tipo de huella.

◦ Más de 5.000 casos de fosas comunes reportadas. Con la fosa común más grande de América Latina, con unas 2.000 personas.

◦ Más de cuatro millones y medio de personas desplazadas. El segundo país del mundo, después de Sudán.

◦ No contar con libertad de movimiento.

◦ Potenciar el comercio sexual, la trata, la prostitución...

◦ Reclutamiento forzoso de jóvenes y no reconocimiento de la Objeción de conciencia.

◦ Impedir actividades productivas, culturales y socio-políticas.

◦ Ruptura de tejidos sociales y comunitarios. Impedir la organización y participación popular, desde el señalamiento y el terror a quienes están en ello.

◦ Destrucción del medio ambiente y la violación de las culturas y espacios sagrados y ancestrales.

◦ Asesinatos de las mujeres, cualquiera sea su relación con algún actor armado. Suicidio de mujeres violadas por militares. Mujeres objetivo militar.

◦ Fumigaciones y contaminación del agua, aire y tierra.

◦ Violencia a los colectivos diversos: LGTB, afrocolombianos, negros, indígenas, campesinado...

◦ Militarización de las vidas, las mentes, los presupuestos...

◦ Naturalización y normalización del conflicto armado y total IMPUNIDAD.



NOSOTRAS NO FORJAMOS HIJ@S PARA LA GUERRA, NI PARA LA MISERIA

“Si sueñas sola el resto duerme. Sara, indígena Nasa.



… “estas comunidades y pueblos resisten de manera valiente y creativa, a través de procesos de soberanía de cuerpos, territorios y alimentos; afirmándose en sus propias y diversas identidades organizativas, culturales, espirituales y de cosmovisión; proponiendo como eje la unidad y la búsqueda e implementación de la vida digna, la autonomía, autodeterminación y soberanía”...(del llamamiento del encuentro Internacional de mujeres y pueblos de las Américas contra la militarización).



La paz sólo llegará a Colombia:

◦ Con el reparto de la tierra, la riqueza y el despertar de la manipulación de los medios masivos de comunicación.

◦ Acabando con la violencia estructural, la desigualdad, el hambre, el empobrecimiento.

◦ Parando el expolio de recursos naturales por parte de las trasnacionales y la oligarquía del país.

◦ Cuando se deje de vulnerar los derechos humanos de la gente.

◦ Cuando se respete la diversidad cultural, étnica y de opciones de vida y los procesos comunales, participativos y organizativos.

◦ Se facilite una salida negociada del conflicto armado.

◦ Cuando se desarrollen comisiones de verdad, justicia, reparación y memoria histórica.

◦ Cuando se llevan al Tribunal Penal Internacional los crímenes de lesa humanidad.

◦ Se reconozca la objeción de conciencia como un derecho y un paso hacia la abolición de los ejércitos.

◦ Favoreciendo procesos de cultura de paz.

◦ Desaparezcan las bases militares, los batallones de montaña, los retenes, las minas...

◦ Siendo que “la militarización no es la solución sino el problema”, urge la desnaturalización del militarismo, las violencias y las guerras.

◦ Se impulse y dinamice la Corte penal de las mujeres y los pueblos.

◦ Fortalecer las redes de comunicación alternativa.

◦ …



y algunas tareas urgentes para la Comunidad Internacional:



▪ Desvelemos y comuniquemos la situación de violencia de derechos humanos y la guerra que allá se está produciendo.

▪ Impidamos la venta y exportación de armas. Por ejemplo España envió a Colombia bombas, torpedos y aviones, cohetes, misiles, aviones por valor de 142 millones de euros en 2008. En la primera mitad de 2009 consta la venta de un avión valorado de 31 millones.

▪ Acompañemos a las personas y organizaciones perseguidas y amenazadas.

▪ Apoye y fortalecezca los procesos de organización popular y todas las experiencias de paz: Plan de vida, Comunidades de paz, albergues y veredas de paz, guardia indígena, tribunales de justicia y paz...

▪ Boicot a las trasnacionales, que tienen sus sedes en nuestros países.

▪ Seguimiento de los dineros invertidos supuestamente en cooperación que van a parar a gasto militar.

▪ Presión internacional contra la intervención político- militar y estrategia imperialista de EEUU en el mundo.

▪ …



Hermanar las luchas, los pueblos, hermanar hasta que “la guerra sea un mal recuerdo”.





Guanarteme, a 11 de septiembre de 2010.

martes, 24 de agosto de 2010

Llamamiento y mandato de las mujeres y los pueblos de las Américas

Llamamiento y mandato de las mujeres y los pueblos de las Américas
Encuentro Internacional de mujeres y pueblos de las Américas contra la militarización
Colombia, 16 al 23 de agosto de 2010

La resistencia de las mujeres y
los pueblos posibilitará que la madre tierra y
la vida humana se preserven por siempre.


Colombia se vistió de rostros de mujer, rostros de niñas y niños, de rostros de hombres; los rostros de los pueblos, quienes llenas y llenos de esperanzas, sueños, experiencias, luchas y resistencias, participamos llegadas y llegados desde la Argentina, Paraguay, Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela, el Salvador, Honduras, Haití, Guatemala, Cuba, México, Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Italia, Bélgica, Alemania; como también desde los rincones de Colombia sus departamentos y regiones de Nariño, Cauca, Valle, Huila, Chocó, Antioquia, Tolima, Cundinamarca, Bogotá, Magdalena medio, Bolívar, Santander, Norte de Santander, Arauca, Atlántico; para participar decida y alegremente en el Encuentro Internacional de Mujeres y Pueblos de las Américas contra la Militarización desde 16 al 23 de agosto.

Este encuentro ve hoy más que nunca cómo la amenaza de guerra mundial resuena y se impone ya en distintas geografías y la humanidad está en la encrucijada de su sobrevivencia y la de otras formas de vida aún existentes. Este encuentro se realiza en un momento en el que el imperialismo norteamericano está diseñando y ejecutando estrategias agresivas de recolonización para reposicionarse y tratar de recuperar la gran crisis de su sistema capitalista. El despojo de las riquezas de los pueblos y la violación a los derechos humanos de mano de la militarización son el camino que han definido, utilizando para ello los medios de comunicación masiva como el amarre ideológico y cultural.

Colombia es un extenso territorio con riquezas minerales, petróleo, fuentes de energía, agua, biodiversidad, flora, fauna, saber tradicional y ancestral de los pueblos indígenas, negros y campesinos; hoy muy codiciados y explotados por las empresas transnacionales que solo se interesan en sus vergonzosas e inhumanas ganancias, para lo cual alientan y fortalecen estos procesos de militarización, guerra, desarraigo, despojo y muerte dañinos a los pueblos y sus territorios; esta lógica dominante extendida y aplicada en toda nuestra América.

El país está conformado por una gran diversidad de pueblos indígenas, afrodescendientes, mestizos, comunidades campesinas y poblaciones urbanas cansadas de la guerra y la violencia que afecta al país desde hace más de 50 años y que ha causado cuatro millones y medio de desplazadas y desplazados y miles de personas asesinadas, desaparecidas y encarceladas. Estas comunidades y pueblos resisten de manera valiente y creativa, a través de procesos de soberanía de cuerpos, territorios y alimentos; afirmándose en sus propias y diversas identidades organizativas, culturales, espirituales y de cosmovisión; proponiendo como eje la unidad y la búsqueda e implementación de la vida digna, la autonomía, autodeterminación y soberanía.

Las mujeres, protagonistas de estos procesos, han sido y siguen siendo la fortaleza de sus pueblos a pesar de seguir recibiendo el impacto directo de la violencia, la pobreza, la exclusión y la discriminación, que en el caso de los conflictos sociales, políticos, económicos y armados significa explotación, miseria, violaciones sexuales, violación a su libertad sexual, y a otros derechos humanos básicos, implementando también el desarraigo, la persecución y la muerte.

El encuentro posibilitó que se organizaran misiones humanitarias de solidaridad hacia distintas regiones del país, que han permitido el intercambio de experiencias, vivencias y reflexiones entre las personas participantes, las mujeres, los pueblos, las comunidades rurales y urbanas colombianas. En estas visitas se pudo no sólo entender la realidad concreta sino darle rostro y nombres a quienes han enfrentado el proyecto de la militarización y la resistencia en sus territorios y vidas cotidianas, también los intereses económicos y geoestratégicos que se defienden. Esta oportunidad permite a la comunidad internacional continuar denunciando la terrible violación a los derechos humanos, que en Colombia adquiere niveles de perversión en prácticas como los falsos positivos, que son vinculaciones de personas inocentes con elementos que justifiquen el asesinato, y encarcelamiento, la desaparición forzada, y desplazamiento con lo que se demuestra que en este país no se está viviendo el postconflicto, como hoy lo asegura el gobierno.

Durante dos días se intercambiaron las experiencias de resistencia de las mujeres y de los pueblos de Colombia y el continente; se denunció el impacto de la militarización; se reafirmó la convicción de que estamos cansadas y cansados de la opresión, la explotación y la cultura de la muerte del capitalismo patriarcal y racista.

Desde este encuentro, en el ánimo colectivo de justicia, respeto y solidaridad continental hablamos al mundo para reiterar nuestro compromiso como mujeres y pueblos contra la militarización, y nos posicionamos para:

Luchar por justicia hacia las mujeres y que se pare la violencia, la intimidación, el control y la utilización de las mujeres como botín de guerra.
Rechazar con energía la estrategia imperialista de los Estados Unidos para militarizar las vidas, territorios y deseos que busca controlar las riquezas de los países y las consciencias. Decimos Fuera Bases militares yanquis de América Latina y del Caribe.


Rechazar la presencia de bases norteamericanas en nuestros países y territorios exigiendo su retiro inmediato.

Luchar contra la injerencia de ejércitos de ocupación como la MINUSTAH en Haití.

Luchar por el cierre de las bases militares en toda nuestra Abya Yala, contra los megaproyectos de energía, explotación petrolera, minera, la privatización del agua, y el despojo de territorios que favorecen hoy a las grandes empresas transnacionales.

Rechazar la amenaza inminente intervención militar en Costa Rica con más de 7000 efectivos militares y 46 buques de guerra de los Estados Unidos.

Rechazamos los intentos de desestabilizar el gobierno legítimo y las provocaciones reiteradas contra el pueblo de la republica Bolivariana de Venezuela.

Reiterar nuestra solidaridad con la resistencia nacional de Honduras, aglutinada en el FNRP, quienes enfilan su política y acción hacia el proyecto de refundación nacional, y en lo inmediato a una convocatoria de Asamblea Nacional Constituyente Popular y Democrática por ello llamamos también a los gobiernos estados y pueblos del mundo a no reconocer el régimen de Porfirio Lobo, quien es el continuador del golpe de estado y de las políticas de violación a los derechos humanos contra el pueblo hondureño que se mantiene en lucha.

Repudiar la criminalización de la lucha de los pueblos que significa muerte y represión contra mujeres y hombres y sus procesos organizativos.

Rechazar la política antiinmigrante que hoy se impone en los estados unidos fortaleciendo la lucha contra el muro.

Rechazar el nombramiento de Alvaro Uribe Vélez para la comisión de investigación por el crimen cometido con las brigadas de solidaridad con el pueblo palestino por el gobierno israelí.

Continuar en la lucha por la liberación de los cinco hermanos cubanos hoy presos injustamente en cárceles de los Estados Unidos.

Respaldar a la acción en la republica del Congo de la Marcha Mundial de Mujeres para el 17de octubre.

Acogemos el 10 de diciembre como el día de lucha continental contra las bases militares extranjeras.

Acogemos lo mandatado por la asamblea de los movimientos sociales en el IV Foro Social de las Américas realizado en Paraguay. Igualmente lo mandatado en el I y II encuentros hemisféricos contra la militarización Chiapas y Honduras.

Nos comprometemos a dinamizar e impulsar el IV Encuentro continental hemisférico contra la militarización.

Nos vinculamos a la campaña contra la militarización que se articula continentalmente.

Para el caso colombiano llamamos y proponemos al continente ya al mundo:

Mantener firme la propuesta de solución política y negociada al conflicto social y armado interno que tiene Colombia.

Fortalecer y reconstruir los movimientos sociales como sujetos políticos fundamentales para la paz

Impulsar dinamizar y apoyar la corte mujeres y de pueblos desde lo local, regional nacional e internacional en la recuperación de la memoria por la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

Incentivar la unidad, el fortalecimiento de la concientización, la organización, la comunicación alternativa y la movilización como elementos importantes de autonomía lucha y resistencia.

Participar y acompañar la realización del congreso de los pueblos convocado desde la minga nacional de resistencia social y comunitaria para los días 8 a12 de octubre del 2010.

Hoy reafirmamos nuestro compromiso por la vida digna, la defensa de nuestros territorios, la soberanía, autonomía, autodeterminación, cultura y ancestralidad como movimientos sociales entendiendo que la lucha contra la militarización y las bases militares es un pilar fundamental para la paz.


Mi cuerpo es mi casa
Mi casa es mi territorio
Mi territorio es mi patria
Mi patria es mi continente.




Convocantes:
• La Marcha Mundial de las Mujeres
• Vía Campesina
• Convergencia de los Movimientos y pueblos de las Américas -COMPA,
• Minga Social y Comunitaria
• Consejo Mundial de la Paz – CMP
• Coordinador Nacional Agrario-CNA
• Proceso de Comunidades Negras-PCN
• Corporación Compromiso
• Unión Sindical Obrera- USO
• Corporación Colombiana de Teatro
• Movimiento Social de Mujeres contra la Guerra y por la Paz: Consejo Regional Indígena del Cauca, CRIC; Organización Femenina Popular, OFP; Mujeres de Negro - OFP Colombia; Colectivo Policarpa Salavarrieta, La Pola; Cundinamarca; Proceso Nacional de Mujeres Campesinas – CIC-ANUCUR: (Federación de Mujeres Campesinas de Nariño, Asociación de Mujeres Campesinas de Pradera, Comité de Mujeres Campesinas de Caldas, Coordinación de Mujeres Campesinas de Atlántico, Coordinación de Mujeres Campesinas de Sucre); Equipos Cristianos de Acción por la Paz, ECAP; Resguardo Indígena Cariamomo, Caldas, Risaralda; Programa Mujer Indígena, CRIC; Pueblo Yanacona; Pueblo Totoroes; Pueblo Coconuco; Pueblo Nasa; Red de Mujeres de Tiquisio; Pueblo Siapirara; Pueblo Eperara; Resguardo Indígena Triunfo Cristal Páez; Asociación de Proyectos Alternativos Comunitarios, APAC; Asociación de Madres Comunitarias del Área Metropolitana de Bucaramanga; Asociación de Mujeres Productoras de Cárnicos, ASOMUPCAR; Comisión Interfranciscana de Justicia, Paz y Reverencia con la Creación; Hermanas Nuevas Esperanzas, Alianza Fraternal de Mujeres; Asociación de Mujeres Fe y Vida, AMUFEVI; Ciudadanos por la Paz; Hermanas de San Juan Evangelista, Pastoral Obrera Bogotá, Bucaramanga, Barrancabermeja; Movimiento Juvenil Quinto Mandamiento; Fundación de Apoyo y Consolidación Social para Desplazados por la Violencia en Colombia, FUNDESVIC; Colectivo Gioconda Belli y Colectivo El Aquelarre de Estudiantes de la Universidad Surcolombiana; Constituyente de Betulia, Santander; Red de Mujeres del Nororiente Colombiano de la Provincia García Rovira; Asociación de Madres Comunitarias de la Provincia García Rovira; Asociación de Madres Comunitarias de la Provincia Puerto Wilches; Asociación de Mujeres Rurales por la Paz y el Progreso, San Gil; Emisoras Comunitarias Magdalena Medio; Pax Christi-Alemania; Asociación Municipal de Mujeres Campesinas de Lebrija, AMMUCALE; Asociación Santandereana de Servidores Públicos, ASTDEMP; Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo, MODEP; Siervas de San José, Bogotá; Liga Estudiantil Autónoma, LEA; Unidad Social Popular, Girón; Colombia Support Network Madison,WI

APOYAN:
Mujeres de Negro de Valencia, España/Mujeres de Negro de Sevilla, España/ Mujeres de Negro de Italia/ Coalición No Bases Colombia/ONGD Atelier, España/Kairos, Canadá/ Diakonía Suecia/Civis Suecia/Heks Suiza/Colectivo Maloka, España/Taula Catalana per la Pau i els DDHH a Colòmbia - España/Fondo para la No Violencia, Estados Unidos/Mujeres Católicas de Austria/EntrePueblos/Coordinación Colombia Europa Estados Unidos/Coordinación Colombia Europa Estados Unidos, Nodo Centro/ILSA/Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos/ANDAS/Sisma Mujer/Red Europea de Hermandad y Solidaridad con Colombia, REDHER/Asociación para la Promoción Social Alternativa, MINGA/Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo/Comité de Solidaridad con los Presos Políticos/Corporación Sembrar/ Federación Agrominera del Sur de Bolívar, FEDEAGROMISBOL/Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Alimentaria, SINALTRAINAL/Asamblea de Mujeres por la Paz y la Equidad de Géneros de la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz/Espacio de Trabajadores y Trabajadoras de Derechos Humanos de Barrancabermeja-Magdalena Medio/Foro Social del Magdalena Medio/Fundación Manuel Cepeda Vargas/Cátedra Libre Ignacio Martin Baró/Mesa Valenciana por los Derechos Humanos de las Mujeres en Colombia/Corporación Valenciana por los Derechos Humanos en Colombia.


Colombia, 23 de agosto de 2010

Encuentro Internacional de Mujeres y Pueblos de las Américas contra la Militarización - Informe General de la Misión Internacional

Los días 18 y 19 de agosto del 2010 se desplazaron a diferentes zonas del territorio colombiano personas de varios países de la comunidad internacional: Estados Unidos, Cuba, Francia, Italia, Ecuador, España, Perú, Brasil, Canadá, Alemania, Venezuela, Honduras, México, Paraguay y Argentina para realizar una misión de apoyo humanitario. Los objetivos de dicha misión radicaban en visibilizar las violaciones de derechos humanos y más concretamente de los derechos de las mujeres en las diferentes regiones del territorio.

Las regiones visitadas fueron: Valle del Cauca, Cauca, Catatumbo, Sumapaz, Ciudad Bolívar, Barranquilla, Buenaventura, Nariño - Pasto, San José de Apartadó, Magdalena Medio, Barrancabermeja, Santander, Norte de Santander, Arauca.

Colombia cuenta con un vasto territorio con una gran riqueza de recursos naturales los cuales suscitan gran interés para las transnacionales de países industrializados, la oligarquía y los terratenientes colombianos.

Por otro lado, existe una gran diversidad cultural y étnica conformada por diversos pueblos indígenas, pueblos afrocolombianos, comunidades campesinas y habitantes de zonas urbanas.

Colombia está inmersa en un conflicto armado desde hace más de medio siglo. Esto ha provocado una coyuntura específica que ha llevado a un desplazamiento de más de 4.500.000 de personas, siendo el segundo país en el mundo después de Sudán, con mayor cantidad de población desarraigada.

Dentro del conflicto armado encontramos diferentes actores armados: paramilitares, ejército, guerrillas, delincuencia común, nuevas generaciones de paramilitares y narcotraficantes.


MUJER Y TERRITORIO

Desplazamiento de las poblaciones debido a la explotación de recursos naturales y el conflicto armado, social y político.

Las personas que se oponen al desplazamiento o a cualquiera de los intereses de los actores armados (tierras, recursos naturales, cultivos de hoja de coca) son asesinadas.

En el caso específico de las comunidades indígenas, el desplazamiento conlleva a una pérdida de su identidad cultural como pueblos originarios.

La militarización provoca pérdida del territorio propiedad de las comunidades negras, indígenas y campesinas.

La presencia de multinacionales extractoras de oro, agua, petróleo, carbón y demás recursos naturales utiliza el terror como método para conseguir sus fines sirviéndose de paramilitares. Además, los megaproyectos que se implantan en las regiones sin consulta previa a los pueblos, provocan desplazamientos masivos, cambio de usos y costumbres, pérdida de la autonomía y destrucción del medio ambiente.

Las diferentes Comisiones han constatado la existencia de megaproyectos como represas de agua, construcción de carreteras panamericanas, refinerías de petróleo, minería extensiva, monocultivos de palma africana y cana para obtención de biocombustibles.

Las multinacionales están aliadas con la policía, militares y paramilitares para acabar de manera directa o indirecta con la organización social y tener vía libre en los territorios.

El estado no reconoce el derecho ancestral de las comunidades afrodescendientes al territorio. El estado ha otorgado tierras de estas comunidades para bases militares o se han expropiado para el cultivo masivo de palma africana, cana, etc.


MUJER Y MILITARIZACIÓN

La presencia de bases militares en las diferentes regiones impregna toda la vida social y comunitaria a diferentes niveles. Una de las consecuencias de la militarización es la estigmatización de las personas. Quien manifieste una posición diferente es acusada de ser subversivo. En un territorio basto y pluriétnico se criminaliza la diferencia, como por ejemplo, la violencia contra gays, lesbianas, jóvenes objetores de conciencia y personas pertenecientes a los diferentes movimientos sociales.

Inseguridad de la población debido al conflicto armado, las comunidades son el blanco de los diferentes actores armados, donde hombres, mujeres, niños y niñas del fuego cruzado. Las amenazas se dan, no solo en contra de los y las líderes, si no también a cualquier ciudadano y ciudadana.

Alta militarización de todas las regiones visitadas, presencia de efectivos militares, bases militares, batallones de alta montana, sedes blindadas, acordonamientos del centro de la ciudad, retenes militares y policiales.

La presencia de la militarización en zonas de gran concentración de recursos naturales, provoca destrucción del medio ambiente y los modos de vida de las comunidades. En el caso específico de las comunidades indígenas, la presencia militar en territorios sagrados como Páramos y nacimientos de ríos constituye una grave violación a su cultura y cosmovisión.

Los actores armados y la situación de violencia constante, hace que la población no pueda desenvolverse con autonomía. Existe limitación de movimientos, toques de queda impuestos en algunas poblaciones.

El desplazamiento, las desapariciones forzadas, los encarcelamientos y el asesinato de los hombres provoca la desintegración de las familias. Esto, dentro del contexto de una cultura patriarcal que hace del hombre el principal proveedor económico, conlleva a la feminización de la pobreza, la doble marginación y que el peso de las consecuencias de la guerra sea asumido principalmente por las mujeres viudas, cabezas de familia y desplazadas.

En todas las regiones se registraron casos de falsos positivos. Los asesinatos de civiles a manos del ejército se presentan como guerrilleros caídos en combate para demostrar resultados de la política de seguridad democrática.

Niños y niñas involucrados en el conflicto: reclutamiento por parte de los diferentes actores armados. Violencia sexual (violaciones, prostitución, embarazos a temprana edad). Utilizan a los y las menores mediante engaños para conseguir información y drogas. De esta manera se incita al consumo de drogas desde muy jóvenes.

Las mujeres son utilizadas como botín de guerra. Pagan las consecuencias ya sean hijas, hermanas, esposas o madres de cualquiera de las diferentes facciones enfrentadas. Así, son asesinadas, amenazadas, violadas y violentadas a nivel físico, emocional y simbólico.

En un mismo lugar se ven obligados a convivir víctimas y victimarios como el caso de los paramilitares desmovilizados.

La presencia del narcotráfico ha permeado a toda la sociedad modificando la vida de las personas, sus costumbres y expectativas de vida.

División de las comunidades. En una misma familia pueden haber miembros que hagan parte del ejército, de las guerrillas o de los paramilitares.


MUJER, MOVIMIENTOS SOCIALES Y DEMOCRACIA

El estado niega las culturas ancestrales, sus formas organizativas, cultura, cosmovisión, autonomía y modos propios de vida.

Sensación generalizada de total impunidad por un Estado que no protege ni se responsabiliza por las denuncias de violación a los derechos humanos. Como consecuencia la población esta en estado de permanente vulnerabilidad y riesgo.

El enorme peso de la cultura patriarcal provoca que las mujeres lleven el enorme peso de las cargas familiares: familias numerosas, pocos recursos económicos que aumentan enormemente el trabajo doméstico, etc., triples jornadas laborales. Además, la restricción de las mujeres al espacio privado conlleva limitaciones en la emancipación económica y personal, la falta de formación con la consecuente sensación de inseguridad personal.

A pesar de que existe la Violencia de Género en el seno de las familias y las comunidades, las mujeres tienen dificultades para reconocer, hablar y denunciar la violencia en el espacio privado. La existencia del conflicto armado ha provocado que se conceptualice al Estado y a los actores armados como “enemigos” y a los hombres de sus comunidades y familias como aliados y compañeros. Lo anterior hace que las mujeres tengan dificultades para identificar la violencia de género que afrontan.

Esto también se da por parte de las autoridades, primero porque muchas de las denuncias, cuando se dan, quedan impunes, y por otro lado, aunque se acepten denuncias de casos individuales no se analiza como problema social del cual debería responsabilizarse el Estado.

En el caso de los movimientos sociales sucede lo mismo. Los asesinatos y la violencia del conflicto en general pasan a primer plano, lo que conlleva a que la violencia de género al interior de las organizaciones no sea reconocida como un problema social.

Hemos encontrado en las diferentes misiones instituciones del estado que aceptan la militarización como parte necesaria para la defensa de la democracia. Sin embargo, también se encontraron autoridades comprometidas en la defensa de los derechos humanos y los derechos de las mujeres como es el caso de la Alcaldesa de Sumapaz que impulsa un programa de igualdad de oportunidades para mujeres, niños y niñas. Ella ha jugado un papel sumamente importante en la defensa de los derechos humanos al punto de verse amenazada y verse obligada a ejercer por fuera de su municipio.

El enlistamiento de jóvenes para las fuerzas armadas enfrenta a los jóvenes y familias de las propias comunidades.


CONSECUENCIAS DE LA MILITARIZACIÓN EN LAS MUJERES

Ø Abuso sexual y violencia de género
Ø Trata y prostitución de las mujeres, niños y niñas
Ø Militarización de las relaciones afectivas. Las mujeres son asesinadas si se dice que tienen romances con alguno de los actores armados.
Ø Mujeres jóvenes enamoradas por militares para sacar información.
Ø Embarazos no deseados y embarazos a muy temprana edad
Ø Enfermedades de transmisión sexual
Ø Enlistamiento forzado en los diferentes ejércitos
Ø Sentimientos de impotencia y miedo frente a la injusticia al no ser escuchadas ni tomadas en cuenta en esta dinámica de guerra.
Ø Alto suicidio femenino a causa del desplazamiento y el asumir todas las consecuencias de la guerra.
Ø Las mujeres no pueden, en términos generales, ejercer la ciudadanía como consecuencia de la vulneración de sus derechos en este contexto de guerra.
Ø Control sobre el cuerpo de las mujeres como botín guerra.
Ø Las mujeres son “regaladas” a los diferentes actores armados.
Ø Las mujeres deben enfrentarse a la falta de acceso a la salud, a la educación y a una vida digna en igualdad de condiciones.
Ø Si los hijos o esposos de las mujeres se involucran con alguno de los actores armados se convierten automáticamente en objetivo militar para sus opositores.

Las mujeres del mundo estamos con su lucha. La derrota del patriarcado y de los poderes del estado que niegan el derecho a la equidad de las mujeres, debe convertirse en una lucha permanente. Visibilizar la violencia de género en las mujeres es una obligación para romper con la opresión. Estamos contra la guerra que coloca a las mujeres como botín de guerra, nos prostituyen, nos tráfican y nos consideran objetivo militar, por eso estamos contra la militarización, porque afecta la vida de las mujeres, de la naturaleza y de la comunidad entera.


RECOMENDACIONES

Es importante que se dé continuidad al trabajo realizado durante estos días. Que se haga una incidencia en cada uno de los países con el fin de presionar a sus gobiernos, el gobierno colombiano, la comunidad internacional y de manera muy especial a las multinacionales que tienen presencia en territorio colombiano y que son responsables en buena medida del conflicto armado, social y político.

La visita de las diferentes organizaciones debe de contribuir a la visibilización de la lucha de las mujeres colombianas.

Sensibilizar a la comunidad internacional sobre el conflicto colombiano. Dar a conocer la realidad de las comunidades, sus luchas y esperanzas.

martes, 20 de julio de 2010

La cara oculta de los Mundiales de Futbol

por El Cuarto de Tula

Entre el mes de junio y julio los ojos de miles de espectadores y espectadoras, aquí en Venezuela como en muchísimos otros países del mundo, estuvieron pegados a la televisión, siguiendo el desarrollo de los Mundiales de Futbol. La mayoría de la gente, estaba enterada de todo: quién ganó, quién metió el gol, quién lo peló, cuántas veces fue campeón éste o aquel equipo...hasta supimos que en un restaurante cualquiera había un pulpo prediciendo cuál equipo iba a ganar. Sin embargo hay un tema relacionado al Mundial que no tuvo la necesaria visibilidad: para muchas mujeres, un gran evento deportivo como el Mundial de futbol significa la violación de sus derechos humanos. Todo esto suena raro, pero es la triste verdad. El deporte debería ser una fiesta, y los mundiales una ocasión para que los países se relacionen de otra manera que no sea con injerencias, amenazas de invasiones y guerras. Una ocasión para desempolvar la esencia del compartir deportivo: lo importante es participar y jugar juntos. Pues el futbol antes que todo es un juego. Sin embargo, todos sabemos como a este juego se ha ligado una enorme maquinaria de dinero e intereses económicos, a veces a la luz del sol, otras veces de manera más oculta o invisibilizada, como es el caso de la trata de mujeres finalizada a la explotación y esclavitud sexual para disfrute de las multitudes de hinchas y jugadores y demás miembros de los equipos, que llegan al país para asistir y participar en los Mundiales y que muchas veces de esta manera celebran la victoria de su equipo: comprando una esclava. Claramente no pueden despreciar una cita tan lucrativa las organizaciones criminales que se dedican a la trata de seres humanos para la prostitución forzada, que ya proliferan desde hace años en el Sur de África. Muchas son las jóvenes a las cuales se les prometen posibilidades de trabajo y estudio en otro país y que se ven atrapadas en una realidad bien diferente, de humillación, violencia y brutalidad. En los medios locales, el tema pasó en primer plano gracias a la denuncia de dos mujeres que desde Mozambique habían sido llevadas a Sudáfrica con falsas promesas de trabajo, para luego ser secuestradas y obligadas a prostituirse, y que lograron escaparse de sus proxenetas. Si bien en esta región la trata de mujeres no nació con los Mundiales, la situación se ha agravado en perspectiva de la llegada a Suráfrica de alrededor de 500.000 personas (lo cual significa “mucha plata” para quien se dedica a éstos tráficos). Para hacer frente a la trata, las organizaciones que en Sudáfrica luchan para los derechos de las mujeres, a nivel local e internacional, han unido sus fuerzas para activar una campaña de prevención y concientización, por ejemplo tapizando los aeropuertos de las principales ciudades con estos afiches: “Mujer. ¿Un amigo, un conocido, te prometió trabajo en otro país? no confíes en él. Llama a este número…”.
La Organización Mundial para la Migraciones denuncia que de las tres formas principales de tráficos criminales (mujeres, drogas, armas) la trata de mujeres está en primer lugar. Cómo recita la campaña de concientización en uno de los países cuyo equipo participó en el Mundial de Sudáfrica: “SI MI EQUIPO GANA, NO CELEBRO COMPRANDO UNA ESCLAVA”. La toma de conciencia siempre es un primer paso (y empezar es el comienzo del acabar).

miércoles, 2 de junio de 2010

CÓMO EMPEZAR A DESMONTAR EL MACHISMO EN TRES SIMPLES PASOS

por El Cuarto de Tula

La discriminación hacia la mujer por el solo hecho de ser mujer existe desde hace varios miles de años y es tan arraigada que llegamos a considerarla como “normal”, ligada a la misma naturaleza del ser mujer: “normal” es que las tareas del hogar sean propias de las mujeres, “normal” que las mujeres sean reducidas a objetos sexuales para el disfrute de los hombres y que sus cuerpos, hechos objetos, aparezcan en la televisión y la publicidad, en las latas de cerveza y hasta en los asientos de las motos. ¡Y podríamos seguir con una larga lista! Pero no nos cansaremos de repetir que esta discriminación y subordinación de las mujeres no tiene nada que ver con su naturaleza biológica, por el contrario, se trata de una construcción histórica y cultural y así como fue armada la podemos desmontar. La tarea no es fácil pero es imprescindible si queremos construir una sociedad más justa.
¡Entonces, arremanguémonos la camisa y empecemos! ¿Cómo? Por ejemplo, siguiendo estos tres simples pasos.
1. Prendas el televisor y cambies los canales hasta conseguir una telenovela.
2. Restriégate los ojos para quitar esa venda invisible que tenemos puesta, y mire bien a la novela. Analícela a fundo. Fíjate si encuentras algo de esto y márcalo con una X:
□ la protagonista en realidad no es tan “protagonista”: ella no hace nada, sino que todo le pasa (es decir: es pasiva).
□ la protagonista es una mujer pura, inocente, casta y virginal, mientras que el protagonista es mujeriego (y ella siempre lo perdona) o ha tenido otras experiencias sexuales que no sean con ella.
□ algunas mujeres de la novela son juzgadas por “tener pasado” y su sexualidad es mal vista o hasta condenada por los demás personajes, mientras que la sexualidad de los personajes masculinos es aceptada.
□ los protagonistas están buscando tener un heredero, y será varón (99% de los casos).
□ algo de la novela te hace recordar la historia de Cenicienta u otro cuento de hadas en que la princesa no se puede salvar sola y espera al príncipe que venga a rescatarla.
□ las mujeres de la novela son víctimas de alguna forma de violencia de género (y para eso, échale una mirada al artículo 15 de la Ley sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia).
Muy fácilmente habrás encontrado algunos de éstos rasgos patriarcales y machistas que sin pedir permiso entran cada día a través del televisor en miles y miles de casas. Considera que toda la familia ve a las novelas, piensa en cuánto adictivas son. Medita sobre cuánta influencia tienen en perpetrar y reforzar la discriminación hacia las mujeres. Toma en cuenta cuánta influencia pueden tener las relaciones de género que aparecen en las novelas, en la formación de niñas, niños y adolescentes.
3. Invita a tus familiares, amigos y colegas a ver junt@s la novela y empiecen a individuar todas sus características machistas, evidentes u ocultas. Y en eso, tómenla cómo si fuera una película cómica y ríanse, ríanse, ríanse de ella. Desmóntenla con la ironía. Con la conciencia y la risa empezaremos a destruir al machismo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

TORTURAS DE UNA PARTURIENTA

por El Cuarto de Tula

Si no te atendieron por tiempo y pariste en el piso de la sala de espera.
Si sentiste que se olvidaron de ti. Si te trataron con rudeza. Si te trataron como si estuviera enferma.
Si te obligaron a llevar adelante un embarazo que no deseabas. Si, por culpa de otros, no pudiste llevar adelante el embarazo que deseabas.
Si te rebotaron de un hospital a otro. Si querías caminar y no te dejaron.
Si te trataron “como a una ignorante” por ser primeriza.
Si no pudiste parir en un lugar íntimo y acogedor.
Si tu cuerpo fue ultrajado y maltratado. Si tuviste que someterte a tactos y tactos y tactos y tactos frente a gente que no conocías o por parte de los estudiantes de medicina que pasaban por ahí.
Si no te dejaron estar acompañada por tu pareja, tu madre o quién tu necesitabas.
Si te mandaron callar y no te dejaron expresar el dolor que sentías, “pues cuándo lo hacías no te quejaste” y “ya que te gustó lo dulce, aguántate lo amargo”.
Si te rasuraron sin consultarte ni avisarte.
Si no te sentiste la protagonista principal de tu parto. Si te lo hicieron volver una pesadilla.
Si te suministraron Pitosín para acelerar el parto sin informarte y sin tu consentimiento.
Si te obligaron a parir acostada, con las piernas levantadas, cuándo hubieras podido parir de pié, que es la posición más natural (a lo que tú te habías preparado).
Si te practicaron la cesárea sin tu consentimiento.
Si te practicaron la cesárea sin real necesidad. Si no te practicaron la cesárea cuando había real necesidad.
Si te esterilizaron sin informarte y sin tu consentimiento.
Si pinzaron el cordón umbilical inmediatamente tras el nacimiento del bebé.
Si se llevaron tu bebé recién nacid@, negándote la posibilidad de poderl@ cargar y amamantar, sin ninguna justificación.
Si, después de haber parido, te metieron a compartir la cama con otra mujer.
Si te dejaron pasar frío.
Si tu bebé murió por negligencia médica. Si tú te moriste por negligencia médica.

Parece material para un guión de una película del horror, pero no es nada ficción: a estos y otros malos tratos están sometidas muchísimas mujeres, todos los días. Y el que debería ser un día mágico de conexión profunda con la vida te lo hacen volver una pesadilla. No se trata de casos aislados ni excepcionales: todos estos son cuentos que hemos escuchado de amigas, vecinas, hermanas, o que hemos vivido en carne propia. Hay responsabilidades institucionales y de los médicos y de políticas públicas. La Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia reconoce la existencia de la violencia obstétrica (y ginecológica, e institucional): es un gran logro, fruto de un parto colectivo de miles de mujeres. Pero como siempre, hay que arremangarse la camisa y volver realidad lo que está en el papel: toda mujer tiene derecho a un parto respetado.

sábado, 8 de mayo de 2010

GÉNERO Y MOVIMIENTOS POPULARES: LA EXPERIENCIA DEL FRENTE NACIONAL CAMPESINO EZEQUIEL ZAMORA.

por Ilaria Arienta

La necesidad de garantizar la equidad de género en los procesos organizativos y productivos de la sociedad que queremos es una inquietud que está empezando a ser tomada cada vez más en cuenta por movimientos y organizaciones populares a nivel latinoamericano, a partir de la constatación que para alcanzar una sociedad más justa es indispensable luchar en contra de la cultura patriarcal y machista que discrimina a la mitad de la población, incluso en el seno de los mismos movimientos revolucionarios.
Hay movimientos y organizaciones populares que ya están desarrollando el trabajo de género, y un ejemplo en Venezuela es el de las mujeres del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ), quienes con este objetivo están realizando encuentros, reuniones, talleres y otras actividades, desde hace cinco años.
Generalmente, cuando pensamos al movimiento campesino organizado, la primera imagen que nos sale a la mente es la figura de varios hombres empuñando instrumentos para trabajar la tierra. Sin embargo, la lucha del campo también es mujer: prueba de eso las muchísimas mujeres que, a nivel mundial, integran las filas del movimiento campesino. No obstante la presencia y la participación de las mujeres en el FNCEZ sea bien significativa, las campesinas han sido por mucho tiempo invisibles, incluso a los ojos de sus propios compañeros de lucha. Hasta que las mismas mujeres empezaron a cuestionar la situación.
Su reto es construir un feminismo campesino, desde la realidad las mujeres campesinas. De eso (además de una mayor participación en los espacios de tomas de decisión) tratan justamente sus reivindicaciones: por ejemplo, que se haga efectivo el artículo 14 de la Ley de Tierras (que plantea que las mujeres cabeza de hogar deberían tener prioridad en la distribución de tierras, además de contar con un subsidio pre y post parto, igual que cualquier otra trabajadora) y que se haga realidad la intervención por parte del Estado en los casos de mujeres víctimas del sicariato contratado por los terratenientes. A esto se suman también las reivindicaciones generales de la lucha campesina, que para las mujeres son aún más difíciles de alcanzar: como por ejemplo el acceso a tierras (a nivel mundial las mujeres son las que más cultivan la tierra, pero solamente un 1% de la propiedad de la tierra en el mundo pertenece a las mujeres. Y en Venezuela la situación no es muy diferente) y el acceso a créditos y a todos los medios para la producción (acceso que sigue siendo más restrictivo para las mujeres).
En conjunto con otros movimientos y colectivos, las mujeres del FNCEZ organizaron el Primer Campamento Latinoamericano de Mujeres de Movimientos Populares, que tuvo lugar en noviembre de 2009 en el Estado Vargas y en el cual participaron alrededor de 300 mujeres de diferentes organizaciones y colectivos de Venezuela y Latinoamérica.
Yolanda, una compañera del FNCEZ, nos cuenta la experiencia del trabajo de género adentro de la organización.
¿Cuál es la participación de las mujeres en el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora?
Además de una participación muy importante en la producción agrícola, hay una participación fundamental en los procesos organizativos: en los Consejos Comunales, en los Fundos Zamoranos, en las cooperativas. Las mujeres son las que están llevando la batuta de los procesos. Incluso, las mujeres vienen haciendo un papel muy importante en la ocupación de tierras, y han sido víctimas de los terratenientes y de los sicarios contratados por éstos. Aunque hasta el momento no ha sido asesinada ninguna compañera, sí hay huérfanas y viudas, y varias han sido violadas por estos sicarios en los procesos de ocupación de tierras. Todo esto es completamente invisibilizado: nadie tiene en su imaginario una mujer cuando piensa en la lucha campesina.
¿Cómo surgió el trabajo de género dentro del FNCEZ?
Las mujeres dentro de la organización, empezamos por cuestionarnos. ¿Por qué, si éramos más mujeres, estábamos menos en los espacios de toma de decisiones? ¿Por qué, si hacíamos más el trabajo de base y todo lo más pesado de la organización, no estábamos en los espacios de dirección nacional? Se sentía en la cotidianeidad cierto machismo por parte de los compañeros, en invalidar nuestras opiniones y nuestras propuestas o en vernos solamente como objeto sexual y no como compañeras militantes.
¿Cuáles han sido las reacciones de los compañeros?
Esto ha sido, y es todavía, un proceso bastante duro, que implica mucho trabajo para nosotras porque es difícil de comprender para la mayoría de los compañeros, e incluso para muchas compañeras. El primer argumento que hubo en contra de todo el proceso organizativo de las mujeres dentro del Frente fue que éramos divisionistas, que pretendíamos sacar a todas las mujeres de la organización y armar otra. Pero es todo lo contrario: es sumar más mujeres y fortalecer las que ya estamos dentro de la organización para aportarle más al proceso, para participar de mejor manera en todas las luchas que venimos desarrollando: por la propiedad de la tierra, por el acceso a créditos, por mejorar las condiciones de los campesinos y las campesinas. Las mujeres ahora nos estamos formando más, estamos participando más en las actividades, en las asambleas. Y con esto estamos fortaleciendo la organización, no la estamos dividiendo, como se temía en un principio. Esto ya, progresivamente, se ha ido comprendiendo.
¿Cómo se ha llevado la lucha contra el machismo dentro de la organización?
Hay que desarrollar métodos, porque el enfrentamiento no es el más adecuado. Los compañeros han comprendido mucho a través del diálogo. Ha sido un proceso lento, pero se ha logrado avanzar en la medida en que nosotras hemos entendido que no hay que pelear con ellos, porque son nuestros compañeros. Entonces, hay que argumentar, y juntos estudiar, debatir. Nuestros compañeros no son nuestros enemigos. El machismo sí; pero ellos son nuestros compañeros, que tienen algunos rasgos machistas, algunos anti-valores machistas. Es distinta la metodología a utilizar.
¿Cuál ha sido la reacción de las compañeras?
Con las compañeras también es mucho el trabajo de formación, porque lo primero que se hace es negar la situación. Muchas compañeras dicen que nunca han sido víctimas del machismo, porque no es algo que se vea fácilmente. Como está tan naturalizado, aparece como algo normal. No se dan cuenta, por ejemplo, que muchos piropos son expresiones de machismo. Lo primero es visibilizar. Andamos en este proceso: problematizar y visibilizar la situación.
¿Con cuáles otros obstáculos han tenido que enfrentarse?
Es todo un reto, porque el machismo, el patriarcado, es muy arraigado, es más antiguo que el capitalismo. Entonces si ya es difícil erradicar el capitalismo y construir algo nuevo, imagínese el patriarcado, que es todavía más viejo y está más arraigado en nuestras costumbres cotidianas. Hemos peleado bastante para desmontar ese argumento de que el feminismo sea una cosa europea, o de clase alta. Porque si estamos viviendo los impactos del machismo, pues simplemente tenemos que organizarnos en contra de eso. Y esto ya es feminismo. Ha sido duro también desmontar esa palabra “feminismo” del estereotipo que trae, de “mujeres locas que quieren matar a los hombres” y ese tipo de cosas. Desmontar eso y ver que las feministas somos mujeres que luchamos por nuestros derechos: eso es todo un reto, como lo es construir este feminismo campesino, este feminismo de las campesinas, a partir de su realidad, de lo que se está viviendo.
¿Qué mensaje quieres dar para las mujeres y los hombres de los movimientos populares?
Siempre se ha dicho que lo más importante es la lucha de clases, que las demás luchas van como por añadidura, pero la historia demuestra que no es así. Tenemos que trabajar desde ahora, tod@s l@s que queremos transformar la sociedad, y esas relaciones machistas son unas de las cosas más importantes a erradicar. Hay que invitar las mujeres a atreverse, a plantear lo que les incomoda, por más que parezca que los otros se van a molestar o se van a reír. Mujer, si algo te está incomodando es porque probablemente hace parte de ese machismo que parece “normal”. Entonces, tanto como individuas, como organizaciones, como movimientos y colectivos, tenemos que plantear lo que nos está causando una molestia, y empezar a cuestionarlo.

lunes, 26 de abril de 2010

NO LE PEGUE A LA NEGRA (NI LA MATE)

¡No más violencia contra las mujeres!

por El Cuarto de Tula

Nos topamos con demasiada frecuencia en los diarios con noticias de asesinatos de mujeres. Raras veces adquieren una relevancia especial, cuando se trata de personajes públicos, como en el caso del reciente asesinato de Jennifer Carolina Viera a manos de su pareja, el púgil “Inca” Valero. Sin embargo, todos éstos casos reciben por parte de los medios de comunicación el mismo trato: tachados de “crímenes pasionales”, justificados “él estaba enfermo/borracho/celoso”. Y la aberración va más allá: un macabro acto de prestidigitación consigue invertir los roles : el culpable (el asesino) se transforma en víctima y la víctima (la mujer asesinada) en culpable (“ella había retirado la denuncia”, “ella se lo aguantaba”).
Habría que hablar sobre la responsabilidad de los medios de comunicación en la reproducción de la cultura sexista, que discrimina a las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres, que las pone en una posición inferior respecto a los hombres. Habría que hablar sobre el sistema patriarcal, en el cuál vivimos desde hace unos seis mil años, nada menos, y al cual estamos tan acostumbrados que no nos damos ni cuenta. El mismo sistema que pone las mujeres al servicio del hombre, que establece que las tareas del hogar son oficio de ellas (en los mejores de los casos, él “ayuda”) y que las discrimina en el trabajo. Y que las discrimina en la vida, en general. Pero estas reflexiones irían para largo, y no van a caber todas, hoy, en esta pequeña columna. Vamos entonces a concentrarnos sobre el tema de los feminicidios, es decir los asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujer.
Porque de esto se trata: mujeres asesinadas a causa de su situación de inferioridad hacia el hombre, consideradas como “su propiedad”. Y uno con “sus cosas” hace lo que se le dé la gana. No se trata de “crímenes pasionales”. Aquí el amor y la pasión no caben por ningún lado: lo que sí cabe son las relaciones de poder que se establecen en la pareja, en que el hombre se vuelve el amo al cuál la mujer tiene que obedecer. De hecho, entre las bonitas y amorosas frases que los hombres golpeadores les dicen a sus mujeres se destaca esta joya: “si tú me obedeciera yo no tendría que pegarte”. Obedecer implica una jerarquía: hay alguien que “pesa más” y da órdenes, y alguien más abajo que tiene que obedecer.
Tachando estos feminicidios de “crímenes pasionales” también estamos lavándonos las manos peor que Poncio Pilatos: (supuestamente) se trata de algo privado, de la pareja, no te metas. Entre mujer y marido no tomes partido ni pongas el dedo. ¿Y será realmente algo privado, si el 70% de los asesinatos de mujeres en el mundo son por mano de su pareja? Y a denunciarlo no es ningún colectivo feminista (de esas “brujas que odian a los hombres y se quieren imponer sobre ellos”) se trata de datos de la Organización Mundial de la Salud.
Hay que reconocer que estos asesinatos de mujeres son casos de violencia sexista, nacidos, crecidos y alimentados por la cultura patriarcal que sigue dominando en el mundo. Hay que revisarse y reconocer cuáles son las responsabilidades de cada uno y de las comunidades y de la sociedad y de los medios y de las instituciones. Todos somos responsables, todos estamos involucrados y de todos depende el cambio.
Aquí en Venezuela, se ha logrado un gran avance, desde el punto de vista legal, como es la Ley Orgánica Sobre el Derecho de La Mujer a una Vida Libre de Violencia. Ahora es necesario que lo que está en el papel se haga realidad. Es necesario un cambio cultural, y eso no se decreta por ley: se construye entre todos, a diario.

lunes, 15 de marzo de 2010

LAS MUJERES DECIMOS ¡NO! A LAS BASES MILITARES DE EEUU

por el Cuarto de Tula

Ya se ha hablado y escrito sobre los graves efectos “colaterales” que tendrá el acuerdo firmado el pasado 3 de noviembre por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia, a través del cual se permitirá la instalación de tropas norteamericanas en siete bases militares en territorio colombiano. Sin duda graves serán, por ejemplo, las consecuencias en términos de soberanía y seguridad de la región. Sin embargo hay un tema que ha pasado algo inobservado y que nosotras tenemos la obligación de destacar: lo que significa la presencia de bases militares extranjeras para los derechos y las vidas de las mujeres. Tenemos bastantes antecedentes: imagínense que EEUU ya tiene más de 800 instalaciones militares en el extranjero, y siempre van acompañadas por altísimos costos sociales (y no sólo).
En primer lugar, dónde se instala una base militar, siempre hay un aumento exponencial de la prostitución “para el desahogo de los soldados”. Las mismas autoridades militares estadounidenses ven esta actividad como una necesidad legítima, y hacen algo más que cerrar un ojo: por ejemplo, se preocupan de hacer la prueba del VIH a las mujeres, para que sean una mercancía segura y no contaminen a los soldados. Sin embargo, no se preocupan en asesorar a las mujeres sobre cómo protegerse del contagio ellas mismas. Pues no hay rollo: la mercancía cuando se deteriora, se bota a la basura y chau. No hay que olvidar tampoco que las bases causan un verdadero boom de todas las actividades delictivas ligadas a la prostitución: la trata de blancas, la esclavitud sexual, la pedofilia… No es una casualidad que una de las mayores metas del turismo sexual infantil en la actualidad (la ciudad filipina de Olongapo) ha crecido justo al lado de Subic Bay, que fue la base militar más grande que EEUU tenía en Asia.
En segundo lugar, la presencia de las bases militares extranjeras se acompaña por un altísimo índice de delitos sexuales en contra de mujeres y niñas. Para mayor gravedad, la casi totalidad de estos delitos queda impune. ¿Por qué? Porque antes de que las tropas estadounidenses entren al país, el mismo acuerdo estipula la inmunidad para los soldados. Es decir: haga lo que haga un soldado estadounidense, las autoridades locales no pueden arrestarlo ni acusarlo de algún delito (mientras que la justicia de su país los ampara). La inmunidad se convierte de manera casi automática en impunidad. Estamos hablando de militares que nunca van a ser juzgados y ya tienen licencia para matar y para violar.
En tercer lugar, es claro que las tropas estadounidenses no se instalan en otros países para cultivar florecitas: son soldados, su ocupación es la guerra, y de guerra y violencia es el clima que instauran adonde sea que vayan. Y siempre, en las guerras, los derechos, el cuerpo y la vida de las mujeres son pisoteados más que nunca, porque desde una óptica bien patriarcal son consideradas “bienes del enemigo” (parejas, madres o hermanas) y por lo tanto posibles blancos para aniquilarlo.
En cuarto lugar, el imperialismo. Los militares estadounidenses no vienen a nuestros países en visita de pana: la instalación de bases militares en territorios extranjeros es clara expresión de una relación impar, de dominio y supremacía. Y las mujeres locales son tratadas a la par de los recursos naturales: materias primas que están ahí a su disposición.
En quinto lugar, adonde llegan tienen el don de andar en malas compañías, a las cuales dejan el trabajo más sucio: ya sea instalando gobiernos opresores (véase que pasó con la “liberación de las mujeres” en Afganistán, baste pensar que el ocho de marzo del año pasado el régimen instalado en Kabul por los EEUU inauguró una cárcel femenina, como regalo para las mujeres afganas) o apoyando grupos armados que violan los derechos de las mujeres (más cercano a nosotras es el ejemplo de Plan Colombia y del apoyo a los paramilitares).
Y la lista sigue…
Pero nosotras no somos masoquistas. Estas bases no las queremos ver ni en pintura.

lunes, 8 de marzo de 2010

PORQUE NOSOTRAS LAS MUJERES RECHAZAMOS LAS BASES MILITARES ESTADOUNIDENSES EN COLOMBIA

por Ilaria Arienta

El pasado 3 de noviembre, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos firmaron un acuerdo para permitir la instalación de tropas estadounidenses en siete bases militares colombianas.
Ambos países han aclarado que se trata de un nuevo capítulo de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, lucha que Estados Unidos ya estuvo desarrollando en esta región a través del Plan Colombia y desde la base de Manta (en Ecuador), cuyo contrato de 10 años venció en noviembre 2009 y no fue renovado por el gobierno ecuatoriano.
Estas siete bases en territorio colombiano van a sumarse a las demás instalaciones militares que Estados Unidos tiene en el extranjero, y que hoy llegan a sumar más de 1000 entre bases, campos de entrenamiento, centros de espionaje y depósitos para armas nucleares.
Más allá de las “declaraciones de intentos” (en este caso, la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo), los objetivos de la presencia militar de Estados Unidos en el extranjero han sido, y son, sus intereses estratégicos, geopolíticos y, esencialmente, económicos: tener un acceso privilegiado a los recursos, a la mano de obra y a los mercados de estas regiones. Esto siempre ha implicado graves costos, a nivel local y regional, ya que con las bases militares, los EEUU introducen una cultura de guerra, de dominio y de violencia. Adónde se han instalado las bases, los efectos de la militarización han sido devastadores. “Las bases llevan consigo inseguridad; la pérdida de la autonomía, de los derechos humanos y de la soberanía; el degrado de la cultura, de los valores, de la salud y del medio ambiente de los países en los cuales se instalan” escribió Joseph Gerson, en un estudio sobre el sistema de las bases militares estadounidenses en el mundo.
Entre estos “efectos colaterales” creados por la presencia de bases militares extranjeras, y a ellos ligada, está también una grave y múltiple amenaza hacia la vida y los derechos de mujeres y niñas.
EXPLOTACIÓN Y ESCLAVITUD SEXUAL
Dónde se instala una base militar, siempre hay un aumento exponencial de la prostitución. Las mismas autoridades militares estadounidenses parecen apoyar esta actividad como una necesidad legítima de “desahogo” para los soldados que se encuentran “a miles de kilómetros de sus esposas o novias”. Sin embargo, no hay mucha preocupación por el bienestar de las mujeres que para ellos la ejercen: las condiciones de vida y de salud de las trabajadoras sexuales son generalmente muy precarias. “La actitud de los médicos del ejército estadounidense con respecto a las mujeres que desean realizarse la prueba del VIH es muy reveladora: se hacen análisis para garantizar que las mujeres sean una mercancía segura, no contagiada por el VIH, para los soldados, pero no se les ofrece asesoramiento sobre cómo reducir el riesgo en las prácticas sexuales ni medidas de protección” , como denuncian los autores de “Los tentáculos del imperio”, publicación que explica las repercusiones cotidianas, a escala local o nacional, de las bases militares extranjeras.
Hay que considerar también que en muchos de los prostíbulos que rodean las bases militares, son reclutadas mujeres que recurren a la prostitución como “opción forzada”, por estar en condiciones económicas muy difíciles y por no tener otras oportunidades de trabajo. En estos casos, generalmente las mujeres son chantajeadas y esclavizadas, obligadas a “pagar una deuda” que con su salario nunca pueden terminar de solventar. En muchos casos se les dan drogas y fármacos para volverlas dependientes.
Las bases militares extranjeras incrementan el desarrollo de actividades delictivas relacionadas con la prostitución, tales como la trata de blancas, la esclavitud sexual, la utilización de menores, la extorsión por organizaciones criminales o por individuos, entre otras. Aprobando el uso y el desarrollo de la prostitución en los alrededores de las bases y negándose a asumir responsabilidades con respecto a eso, la actitud del ejército estadounidense facilita y fomenta que las mujeres sean utilizadas como objetos , y las consecuencias sobrepasan la permanencia de las tropas.
Subic Bay, en Filipinas, era la base estadounidense más grande de Asia: allí trabajaban unos 15mil marines y funcionarios estadounidenses. En la ciudad más cercana, Olongapo, se abrieron muchísimos locales de prostitución, para uso y disfrute de los militares norteamericanos: se calcula que habían alrededor de un millar de prostíbulos, en los cuales 16 mil mujeres (y niñas) eran explotadas sexualmente. En 1992 una fuerte campaña contra la presencia militar norteamericana, impulsada por organizaciones de la sociedad civil, logró que el gobierno de Filipinas no renovara la concesión para la base militar estadounidense: los marines se fueron (aunque no completamente), pero la industria del sexo se quedó. Hoy en día la ciudad de Olongapo es tristemente conocida por ser una de las mayores metas del turismo sexual infantil. Muchos niños y niñas son obligados a prostituirse en la ciudad o son vendidos a grupos criminales que desde las Filipinas los llevan a EEUU y a Europa, para insertarlos en las redes de prostitución infantil. Quiénes corren mayormente este riesgo son los numerosos niños en situación de calle, otra pesada herencia de las bases: muchísimos son hijos de los marines norteamericanos, abandonados, junto a sus madres, cuando los soldados se fueron. Organizaciones locales que luchan contra el turismo sexual infantil, denunciaron a la Marina estadounidense pidiendo un resarcimiento y el reconocimiento de la “herencia” de los millares de hijos abandonados por los marines. Los jueces norteamericanos rechazaron la petición, diciendo que las madres filipinas, siendo prostitutas, se dedicaban a una actividad ilegal y en consecuencia sus hijos no tenían derecho a ningún resarcimiento por parte de Estados Unidos. Sin embargo, muchas de las mujeres locales que se relacionaban con los soldados estadounidenses, “no eligen esta vía como profesión, sino que se consideran auténticas compañeras sentimentales y quedan conmocionadas cuando se encuentran abandonadas en el momento en que los soldados son trasladados. Se calcula que, desde 1945, sólo en Filipinas, han nacido unos 50.000 niños no reconocidos de soldados estadounidenses; niños que no reciben ninguno de los beneficios de las familias de los militares, como atención médica, vivienda y educación.”
VIOLENCIA SEXUAL: DE LA INMUNIDAD A LA IMPUNIDAD
La presencia de bases militares extranjeras se acompaña también por un alto índice de delitos sexuales en contra de mujeres y niñas; y, de manera generalizada, la casi totalidad de estos delitos queda impune.
Al instalarse una base de Estados Unidos en el extranjero, el país de acogida tiene que firmar un tratado: el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas (SOFA), en el cual se establece la inmunidad para el personal estadounidense (militar y civil) y sus familias, protegiéndolos contra toda acción legal. En los casos más extremos, como sucede con el SOFA negociado entre los Estados Unidos y Timor Oriental para regular las bases que se están construyendo en este país, se concede al personal militar estadounidense plena inmunidad diplomática ante la justicia local. Esto significa que, haga lo que haga un soldado estadounidense en Timor Oriental, las autoridades nacionales no podrán arrestarlo ni retenerlo, acusarlo de ningún delito, extraditarlo por delitos cometidos en un tercer país ni responsabilizarlo económica o legalmente por asuntos civiles, como sería el pago de la pensión alimenticia para los hijos. El acuerdo firmado por el estado colombiano en noviembre 2009 también le otorga plena inmunidad diplomática al personal de Estados Unidos y a sus familiares .
¿Qué pasa, en realidad, cuando un soldado estadounidense comete algún crimen en el país de acogida, por ejemplo violando a una mujer? Si es denunciado, raramente eso llega a juicio. Si la justicia local puede levantar un proceso en su contra (dependiendo del grado de inmunidad estipulado en el acuerdo para la instalación de las bases), generalmente la presión ejercida por los Estados Unidos sobre el gobierno de ese país manipula el éxito del proceso. Sin embargo, en muchos de los países donde EEUU tiene sus bases e instalaciones militares, los acuerdos prevén que no sea la justicia local a encargarse del caso, sino las autoridades estadounidenses; los eventuales procesos se llevan a cabo en Estados Unidos (dónde generalmente el soldado en cuestión queda exento de pena). El hecho de que el proceso se desarrolle en EEUU y no en el país en el cuál se cometió el delito tiene además como consecuencia que la víctima, en nuestro ejemplo la mujer que ha sido violada, no sepa como siguió ni como terminó la acción legal, es decir: si su violador fue juzgado culpable, si cumple una pena o sigue en libertad. Además, no es sólo la víctima, la que no sabe: en el acuerdo firmado hace pocos meses entre Estados Unidos y el gobierno colombiano se especifica también que en el caso de crímenes cometidos por el personal estadounidense en territorio colombiano, las autoridades de EEUU (las únicas autorizadas a poder realizar investigaciones y procesamientos) brindarán informaciones sobre su labor a las autoridades colombianas, pero “en el marco de sus capacidades”.
Es así como la inmunidad de la que goza el personal estadounidense se convierte de manera casi automática en impunidad.
En Filipinas, en 2006, el marine estadounidense Daniel Smith fue juzgado y condenado a 40 años de reclusión por violencia sexual hacia una joven mujer, conocida en la prensa bajo el pseudónimo de Nicole. Para las organizaciones filipinas que luchan para los derechos de las mujeres se trató de una victoria significativa, ya que en los años 80, cuando la presencia de EEUU era maciza, los tribunales filipinos habían rechazado más de 80 denuncias de violaciones cometidas por los soldados estadounidenses. Sin embargo en 2009, tres años más tarde, Nicole se retractó de manera confusa e “inexplicable” de su testimonio y emigró para los Estados Unidos. A los pocos meses, a pesar de que varios testigos oculares siguieron confirmando como la mujer había sido víctima de violación, el tribunal filipino dio la absolución a Daniel Smith y lo declaró inocente. El nuevo veredicto suscitó indignación y protestas. “El gobierno de Filipinas nunca apoyó Nicole” declaró Evalyn Ursua, quien antes de la retractación era la abogada de la joven, “ya habíamos visto las presiones de parte de EEUU, la mano de los EEUU, desde el primer día. Vimos también como el gobierno filipino cedió a la presión” . Una de las consecuencias más graves es que el éxito de este caso crea un peligroso antecedente: desalentará a las víctimas para presentar denuncias e influenciará los juicios en casos similares. “Ahora las mujeres filipinas no tienen protección ni en su propio país”, denunciaron filipinas y filipinos en las protestas por la decisión del tribunal. Y preguntaban: ¿cuántas Nicole deben haber para que se entienda que estos acuerdos están imponiendo a Filipinas un precio social demasiado alto?
Con respecto a las violencias sexuales, en Colombia ya hay antecedentes. El más conocido es el de Melgar, a cinco kilómetros de Bogotá, sede de una base aérea del Plan Colombia: en 2006 una madre denunció la violación de su hija, una niña de doce años, por parte de dos militares norteamericanos. No se trató de un hecho aislado, como nos cuenta Clara, una integrante de la Plataforma Continental de Mujeres Paz con Justicia para Colombia : “Investigando nos enteramos que el caso no es uno solo sino que son treinta y cinco. Esos son los casos que han sido denunciados, ante la comisaría de familia.” Hay que tomar en cuenta que, generalmente, a nivel mundial, se estima que las denuncias equivalgan aproximadamente a un quinto de las violencias sexuales sufridas: hay muchos factores, como el miedo y la vergüenza, que detienen a las mujeres de presentar denuncia. En el caso de las violencias sexuales cometidas por los militares estadounidenses en el extranjero, hay un factor más, y de no poca relevancia: ¿para qué poner denuncia si quién cometió el delito está por encima de las leyes? Con respecto al caso de la niña de Melgar, hasta el momento no se ha logrado justicia; el proceso contra los militares fue trasladado a Estados Unidos, ya que en Colombia gozan de inmunidad diplomática. La madre de la niña, como respuesta ante la denuncia, recibió amenazas y ha sido desplazada. Nos explica Clara: “Éste es otro tema. En la mentalidad de la gente, estas violencias son algo casi natural: no pasan más allá del escándalo y del intento de las familias de salir corriendo, porque además son perseguidas. Y esto es causa también del desplazamiento y del destierro de la población, dentro y fuera del país; hay que considerar que, de los 4 millones de población desplazada que hay en Colombia, el 80% son mujeres.”
EL CUERPO DE LAS MUJERES COMO CAMPO DE BATALLA
A veces las bases militares estadounidenses en el extranjero no sólo contribuyen a instaurar un clima de guerra, sino que se enmarcan en una situación explicita de conflicto militar, en la que el ejército de EEUU es una de las partes beligerantes.
Durante las guerras, a lo largo y a lo ancho de la historia, las mujeres han visto pisoteados (aún más) sus derechos más elementales. En tiempo de guerra aumentan las violencias contra las mujeres, por la pérdida de garantías democráticas, pero también porque las mujeres son consideradas (según una óptica claramente patriarcal) como “bienes del enemigo” y, por lo tanto, posibles blancos para aniquilarlo. Las mujeres se vuelven objetivos militares por ser parejas, hermanas, madres del enemigo (verdaderas o supuestas). El cuerpo de la mujer se considera territorio del enemigo y por lo tanto, prolongación del campo de batalla, señalan las Mujeres de Negro , movimiento internacional feminista y antimilitarista. El conflicto toma forma de distintas maneras en el cuerpo de las mujeres, la más evidente es la violencia sexual. El estupro, incluso, ha llegado a ser perpetrado de manera planificada, como una verdadera arma, para perseguir un objetivo político bien definido: la destrucción y el genocidio , como pasó, por ejemplo, en Bosnia y Ruanda.
Las violaciones son la manera más manifiesta, pero no la única, con que la guerra se traslada al cuerpo de las mujeres. El ejército de EEUU, en sus guerras, no ha constituido ni constituye una excepción con respecto a estos crímenes.
Las fuerzas militares de EEUU en Iraq han sido denunciadas por la práctica de arrestar a las mujeres (y niñas y niños) para hacer presión sobre el enemigo: detenidas o tomadas como rehenes, las mujeres son utilizadas como arma de chantaje. Las informaciones que han conseguido traspasar los muros de las cárceles iraquíes administradas por los EEUU, entre las cuales está la tristemente conocida Abu Ghraib, han dado a conocer las humillaciones, las torturas y, nuevamente, las violencias sexuales de las que son objeto las detenidas. El relato de la mujer conocida con el nombre de Nur, una ex presa de Abu Ghraib quién denunció los crímenes perpetrados por parte de los guardias estadounidenses en contra de las presas, fue confirmado por un informe de las mismas fuerzas armadas estadounidenses.
IMPERIALISMO Y RELACIONES DE GÉNERO
No son sólo el clima o el estado de guerra los únicos responsables de provocar que las bases estadounidenses en el extranjero generen un aumento de las violencias hacia las mujeres. En todos los países en que los EEUU han puesto sus bases y demás instalaciones militares, hay una relación impar, de dominio y supremacía hacia el país de acogida. Prueba de eso es el ya citado SOFA y la pérdida de soberanía que acompaña la instalación de las bases. Esto vale también para las que se encuentran en países europeos, como por ejemplo en Inglaterra, Alemania e Italia, mientras se recrudece aún más para los países hacia los cuales Estados Unidos tiene una actitud imperialista más explícita. A la par de los recursos naturales, las mujeres de estos países son tratadas también como si fueran materias primas “a disposición” del imperialismo norteamericano. Y no es casual que altos índices de violencia hacia las mujeres estén de hecho ligados a la concepción de la mujer como objeto.
VIOLENCIA POR CUENTA DE TERCEROS
En muchos casos, el ejército estadounidense delega el “trabajo sucio” a otros: instalando gobiernos opresores o apoyando grupos armados que violan los derechos de las mujeres.
Con respecto a la instalación de gobiernos que limitan o violan los derechos de las mujeres, encontramos el ejemplo más evidente en Afganistán. La liberación de las mujeres afganas fue una de las justificaciones de la invasión norteamericana. Tuvo mucha visibilidad sobre todo a nivel mediático, incluso con apariciones por radio y televisión por parte las primeras damas de EEUU e Reino Unido, llamando a intervenir contra la opresión (real) ejercida por el régimen talibán en contra de nuestras hermanas afganas. Sin embargo, con la invasión, la vida empeoró aún más para las mujeres en Afganistán, quienes se ven afectadas en sus derechos, en primer lugar por el estado de violencia y guerra que se ha instaurado. Los medios de comunicación, que tanta visibilidad habían dado al tema, han ocultado casi totalmente la nueva realidad (en la cual, además, muchas mujeres son raptadas y violadas por las tropas de ocupación de la OTAN). Quiénes de verdad se ocupan de la liberación de las mujeres afganas, como las integrantes de RAWA (Asociación Revolucionaria de Las Mujeres de Afganistán), tienen que usar seudónimos para proteger su organización, su familia y su trabajo, como ya tenían que hacerlo bajo el régimen Talibán. Una de ellas, bajo el nombre de Mariam, fue entrevistada por el periodista Justin Podur en julio de 2008. “Hace siete años, cuando los Estados Unidos invadieron, la situación era diferente. Muchos afganos apreciaron su presencia y eran felices de poderse liberar del dominio opresor de los talibanes. Ellos pensaban – los Talibanes han sido eliminados, la comunidad internacional intervino, a nosotros nos prometieron una vida mejor, democracia y libertad y el fin de los grupos fundamentalistas. En pocos meses, fue claro que Estados Unidos sigue con su política equivocada de apoyo a los fundamentalistas en Afganistán. Vimos como los Estados Unidos prestaron su apoyo a los fundamentalistas de la Alianza del Norte para combatir otra facción fundamentalista, los Talibanes. No importa si los Estados Unidos luchan contra los Talibanes o “el terrorismo”, ellos están apoyando la Alianza del Norte, y para los Afganos ambos son lo mismo – ambos son fundamentalistas y terroristas – […] ellos violan a los derechos humanos, abusan de las mujeres, son culpables de corrupción, fraude y contrabando” . Mariam denunció como las organizaciones progresistas, que luchan contra los fundamentalistas y contra la ocupación, son objeto de amenazas, detenciones y restricciones, y están obligadas a trabajar en la clandestinidad. “Estamos enfrentando hoy los mismos problemas y riesgos a los cuales teníamos que enfrentar bajo los Talibanes. Es verdad que podría ser peor bajo el régimen Talibán. Pero por lo menos no estaríamos bajo una ocupación por parte de un poder extranjero. Hoy tenemos dos problemas: nuestros fundamentalistas locales, y la ocupación extranjera. Si la OTAN se fuera, tendríamos un solo problema en vez de dos” . Está claro que los EEUU no invadieron Afganistán para liberar su población femenina de la opresión del fundamentalismo: el nuevo gobierno es, de hecho, misógino como el anterior. En los puestos claves de poder, apoyada económicamente por los EEUU, está la Alianza Del Norte, fundamentalistas como los talibanes. Al igual que una broma cruel, pero que refleja claramente la realidad, el 8 de marzo de 2009, el régimen instalado en Kabul por los Estados Unidos inauguró una cárcel femenina en la provincia de Jawzjan, como regalo para las mujeres afganas.
Por lo que se refiere al apoyo a grupos armados locales que violan los derechos humanos de las mujeres (y no sólo), citamos el ejemplo de Colombia. Una de las estrategias del Plan Colombia fue la reorganización de los paramilitares, quiénes han atacado de diferentes maneras los derechos de las mujeres. “Los treinta y cinco casos de Melgar y los que no se han denunciado, que son de violaciones por parte de militares norteamericanos contra mujeres colombianas, son las que ellos han perpetrado directamente, pero sabemos también que ellos usan a los paramilitares. El hecho de que no sea un militar norteamericano a violar a una mujer en primera persona, sino el aliado que eligió, no quiere decir que no sea responsable de eso”, relata Clara, desde la Plataforma Continental de Mujeres Paz con Justicia para Colombia. Una de las maneras con la cual violentan los derechos humanos de las mujeres es a través de la regulación de la vida: “Plantean, por ejemplo, que una mujer no se debe vestir de determinada manera, que no debe hablar de determinada manera, que no puede relacionarse con los opositores o los enemigos de los paramilitares porque entonces es identificada como blanco, y eso significa la muerte, la tortura” explica Clara “y dentro de esa regulación, también está definido como tiene que ser el cuerpo de las mujeres, y el de los hombres también. Definitivamente, en estas zonas de Colombia casi hay una imagen homogénea del hombre y la mujer, porque esto es lo que allí está mandado: que los hombres no pueden tener el cabello largo, mientras que las mujeres no lo pueden tener corto; que los hombres no deben usar aretes o zarcillos. Hay sanciones como cortar el cabello a los hombres, o cortarle la oreja, entre otras”. Los paramilitares han sido responsables también de crímenes ligados a la prostitución, como la explotación sexual y la esclavitud. “Durante un tiempo ellos se adueñaron de las zonas del Putumayo, y empezaron a administrar varios prostíbulos, que quedan todavía. Allá a los paramilitares se les dice “primos”, entonces los prostíbulos se llaman “el harem del primo”, “la casa del primo”, por eso sabes que son ellos los que administran estos lugares. En algunos de estos prostíbulos, en la zona de la Hormiga Putumayo, tatuaban a las mujeres. El tatuaje es una forma de controlarlas, para que no se vayan y para que no tengan relaciones sino con quiénes ellos determinen que las puedan tener.”
SEGURIDAD Y MILITARIZACIÓN
Uno de los dos objetivos con los cuales se justifica la presencia de militares estadounidenses en Colombia, como declara el Acuerdo estipulado con Estados Unidos, es la lucha contra el terrorismo. Se trata de un tema de seguridad, que se pretende solucionar militarmente. Esto no es nada nuevo; de hecho, la noción de seguridad fundamentada en lo militar, está en la base de cualquier medida antiterrorista. Sin embargo, la militarización, lejos de brindar seguridad, parece surtir otros efectos para la población civil: “la seguridad basada en lo militar no prioriza los derechos civiles y políticos de la población en general, y mucho menos los de las mujeres. Las mujeres colombianas que han sufrido los impactos del conflicto tienen claro cuáles son las cosas que producen terror en sus vidas y las de sus comunidades, y cuál es para ellas el verdadero significado de la palabra seguridad. ”
La cultura militar es misógina y sexista, de hecho hasta soldados de la ONU, en “misión humanitaria”, han cometido crímenes de violencia hacia las mujeres, a pesar de que una de las tareas de las fuerzas de paz sea justamente proteger a la población civil. En la escala más baja, no hay requisitos especiales para ser un casco azul, sólo hay que ser soldado.
La militarización de la vida civil comporta graves retrocesos a nivel de equidad de género, amenazando la participación democrática de las mujeres y la construcción de su ciudadanía, todavía reciente y muy frágil. Esto se realiza de dos formas , una más evidente y una más imperceptible.
En primer lugar, y de manera más visible, la militarización de la vida civil impone, a través de la fuerza, la adopción de determinados comportamientos. La regulación de la vida, las violaciones, la explotación y esclavitud sexual, los embarazos forzados, las “conquistas amorosas” con el fin de recaudar informaciones, todas las maneras en que el cuerpo de las mujeres se convierte en territorio de guerra. “Es una constante que las mujeres en zonas de guerra sean a menudo violadas, prostituidas, asesinadas o forzadas a prestar ayuda de cualquier tipo a los ejércitos en contienda. Sus vidas y el control de sus cuerpos se militarizan con base en la prioridad de algún ejército o policía militarizada, cuyos funcionarios las utilizarán de acuerdo a sus nociones de defensa y enemigo” .
En segundo lugar, la militarización se concretiza también de una manera más sutil, a nivel simbólico, en el momento en que las personas hacen propios los valores militares. De este modo, se llegan a considerar ciertas características de la cultura militar (producto de construcciones históricas) como normales y naturales. Son parte de la cultura militar, entre otros, el sexismo, la resolución de los conflictos a través de la fuerza, el autoritarismo, así como “la identificación del conflicto con las personas y no con el hecho objetivo que lo causa; la percepción de peligro en la pluralidad y la tendencia a la homogenización, o la adopción de una organización vertical y jerarquizada basada en el principio de obediencia debida, el orden y la disciplina” . Al considerar estas características como naturales en vez de culturales, se justifican y se llega a pensarlas como inmutables, imposibles de ser puestas en discusión y, por ende, modificadas.
LA PROPUESTA DE LAS MUJERES: BASES DE PAZ
“La instalación de las bases es la amplificación de la guerra; es la amplificación de esa militarización de la vida civil; es la amplificación de estas violaciones; es la amplificación de esa regulación en la vida cotidiana”, afirma Clara. Conscientes de eso, varias organizaciones sociales de mujeres de Colombia proponen, en vez de instalar bases militares, construir bases de paz, como puntos de partida para la elaboración y puesta en marcha de propuestas de participación y democracia, en nombre del derecho a vivir en paz, con dignidad y soberanía. Confluencia de mujeres para la acción pública es una de las organizaciones colombianas que está realizando este llamado: “proponemos construir Bases de Paz y Solidaridad en Colombia, desde las Mujeres y el Pueblo, no desde ningún gobierno, que se constituyan en escenarios desde los que trabajaremos nuestras propuestas de paz, nuestros planes de vida para las regiones, nuestros encuentros de arte, cultura, deporte, nuestros debates políticos, nuestras acciones de negociación y acuerdo entre regiones y culturas y con las autoridades y gobernantes; de intercambio con otros pueblos hermanos de América y el mundo, donde la palabra y la acción se tejan en armonía y consenso desde el debate sano y fraterno que respeta las diferencias y el disenso entre mujeres y hombres como seres de la misma estatura humana.” Las mujeres hacen también un llamado a los que firmaron el Acuerdo, los gobiernos de Colombia y de Estados Unidos: “ Exigimos al presidente Uribe que respete la voz popular que no va a defender una guerra que no nos pertenece porque está pensada desde la defensa de intereses internacionales y multinacionales de gobiernos hegemónicos y no desde el derecho de los pueblos; que oriente la inversión que está destinando para la guerra, hacia la construcción de escuelas que alimenten las mentes y los espíritus, de hospitales para la curación de los cuerpos, de programas de vivienda que cobijen del frío, el sol y la lluvia; de propuestas de recreación, saneamiento, cuidado de la naturaleza, prevención de enfermedades, nutrición, generación de empleo, acciones, programas y planes que garanticen la seguridad humana en todo el territorio colombiano.[…] Exigimos al gobierno de los Estados Unidos que decline de su intención de instalar nuevas Bases en nuestro país y al mismo tiempo que recoja las que tiene instaladas actualmente”.
Todas las mujeres, independientemente de nuestro país de procedencia, tenemos que expresar nuestro rechazo a la instalación de tropas estadounidenses en Colombia, porque representan una amenaza a los derechos humanos de las mujeres, a los logros que hemos obtenido en tema de participación y ciudadanía y a lo mucho que todavía falta por alcanzar para poder construir un mundo más justo.

viernes, 12 de febrero de 2010

LA EDAD DE LA PIEDRA SIGUE EN EL SIGLO XXI

por El Cuarto de Tula

La mujer adultera será castigada con prisión de seis meses a tres años. Mujer, por echarte una canita al aire, te vas presa. Y qué sea bien claro, esto no vale para los hombres. El adulterio es mujer.
¿El código de Hammurabi? ¿Las leyes de los Talibanes? No, compañeras y compañeros. Se trata de nuestro Código Orgánico Penal, el vigente. A pesar de haber recibido una reforma parcial en el año 2005, en él quedaron atrapadas, de manera (queremos pensar) inexplicable, unas cuantas perlas como ésta, bien misóginas. Veámoslas.
Si un hombre rapta a una mujer contra su voluntad, pero confiesa que lo hizo porque quería casarse con ella, su pena se atenúa (ojo, nadie se preocupa en saber qué opina de eso la mujer que ha sido raptada).
La mujer que denuncie haber sido víctima de violencia sexual, es la verdadera responsable, hasta que pruebe ser conocidamente honesta. (Aclaramos que una mujer que por ejemplo esté divorciada, no es considerada honesta).
La violación es un delito contra las buenas costumbres y el buen orden de las familias: si un hombre viola a una mujer, mayor o menor de edad, pero luego se casa con ella, queda libre de condena (es decir, que quién termina pagando la pena es la misma mujer, condenada a vivir con su violador).
La crueldad y la injusticia llegan aún más lejos: si varios hombres violan a una mujer, y luego uno de ellos se casa con ella, todo el grupo queda exento de pena.
¿Y si el violador no se quiere casar con la mujer que violó? Deberá indemnizarla, pero sólo si ella es viuda o soltera, y en todo caso conocidamente honesta. Es decir: mientras el hombre acusado de violencia sexual, es inocente hasta que se pruebe lo contrario (respetando el principio constitucional de inocencia), la mujer que denuncia haber sido víctima de violación, es culpable hasta que pruebe lo contrario. Esto es como elevar al cuadrado la violación.
Tal vez tú no estés enterada, pero si estás casada, tu esposo tiene un poder legal sobre ti (y ¡ojo! no es viceversa): el “poder marital”, algo que parece salido de un archivo del Mil ochocientos. Y no, aquí está, con todo su anacronismo y burlándose de los logros de las mujeres para hacer valer sus derechos. El código establece que si tu marido te ha inducido a la prostitución, perderá su poder marital sobre ti. Y por eso, y por defender las buenas costumbres y el buen orden de la familia, si él te sorprende montándole cachos y decide matarte, herirte o maltratarte, a ti, a tu amante o a ambos, tendrá penas atenuadas.
Si una mujer quiere decidir sobre su cuerpo, y opta por la difícil decisión de abortar, se va para la prisión. Pero, para el hombre que decida interrumpir el embarazo de su esposa, madre, hija o hermana, con o contra la voluntad de ella, para salvar el honor propio o la honra de la mujer, hay disminución de la pena. Y mientras las mujeres no tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo, esos términos dignos de el Padrino llegan a ser escalofriantes: esa disminución de la pena para el hombre que actúe para salvar su honor o la honra de la mujer vale también en el caso de que él mate a un niño recién nacido.
Todo esto es espeluznante. Es horrible pensar en todas las mujeres que han sido perjudicadas por estas leyes, y aún más horrible es saber de qué esto sigue aquí, en el Código Penal vigente. La lucha de las mujeres venezolanas ha llevado, entre otros logros, a la elaboración de la avanzada Ley Orgánica sobre el Derecho a una Vida Libre de Violencia. Muchos (aunque no todos) de éstos artículos misóginos, anteriormente citados, han sido derogados de manera explícita o implícita por nuestra Constitución o por otras leyes, es decir que, afortunadamente, son considerados nulos. Pero siguen ahí, como una amenaza constante hacia los Derechos Humanos de las mujeres. Hay que quitarlos del Código Orgánico Penal ya. Es más: ya hay un anteproyecto de reforma para el Código Penal. ¡Qué no nos pasen por encima otra vez!
Por: Tula