Si Eva hubiera escrito el Génesis
¿cómo sería la primera noche de amor del género humano?
Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies
quizás, digo yo, no sé
hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla
que no conoció a ninguna serpiente
que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie
y que nadie le dijo "parirás con dolor y tu marido te dominará"
y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias
que Adán contó a la prensa.

E. Galeano

viernes, 12 de octubre de 2012

¡¡¡INCREIBLE: CAVERNICOLAS EN EL SIGLO XXI!!!


por Tula

Viajar en el tiempo ha sido un deseo recurrente de la humanidad, así como flotar en el aire desafiando la ley de gravedad, o teletransportarse de un lugar a otro con un simple chasquido de dedos.
¿Quién no lo ha probado, alguna vez? y nada que resulte. ¡Pero ellos sí fueron capaces! ¡INCREIBLE! ¡Unos cavernicolas, viajeros del tiempo!

Hay avistamientos casi a diario pero a veces pasan inobservados por escasez de testigos. Otros avistamientos han sido más eclatantes, debido a que se realizaron frente a grandes concentraciones de personas. Uno de estos, precisamente, ocurrió el pasado 10 de octubre en la Plaza Diego Ibarra, en pleno centro de Caracas, en horas de la noche. Las reacciones de las personas que presenciaron el hecho, pasan desde la hipnosis al trauma, del asombro a la indignación.

“No podía creer a mis ojos” es el comentario más común entre los testigos. “Todo estaba bien, hasta que ¡Zas! Fue como escuchar un disco que de repente se raye y la música termine en un terrible ruído. Quedé en choc. Me fui” cuenta una mujer. “No me dí cuenta de nada. Si trato de recordar, no me acuerdo de nada raro que haya pasado. De repente en ese momento me encontraba distraído” comenta un jóven. “Lo que pasó es preocupante e inadmisible” comenta indignada otra mujer. “¿Qué fue lo que pasó?” pregunta otra.

Hemos entrevistado al cientifico Emmet Brown, mejor conocido como Doc, quien en los años Ochenta interpretó a si mismo en las famosa trilogia “Volver al futuro”. ¿Quién mejor que él, para hacer luz sobre lo que está aconteciendo? (Lo llamamos por teléfono a su escondite latinoamericano, donde se refugió hace años huyendole a la Nasa, que quería utilizar sus descubrimientos con fines poco éticos. Pero esta es otra historia... )

- Señor Doc, en los Ochenta, en los tiempos de “Volver al futuro”, se pensaba que eso no era nada más que un cuento de ciencia ficción. Sin embargo, los hechos actuales insinuan la posiblidad de que sí sea posible el viaje en el tiempo. ¿Qué opina sobre eso, Doc?

- Cuando di a conocer al mundo mis descubrimientos sobre los viajes en el tiempo, a través de esas películas, nadie me creía. ¡Ni yo la verdad, ja ja ja! Pero hoy, aquí, están la pruebas: si no, como podría ser posible que unos cavernicolas se aparezcan hoy entre nosotros, viajando a través de miles y miles de años como si nada? Están entre nosotros. No se decir cuantos sean, o si es uno solo el que logra desplazarse en el tiempo, y que de repente se incorpora en diferentes cuerpos o se disfraza asumiendo el semblante de otras personas. Pero hay pruebas irrefutables, sobre todo cuando estas personas abren la boca y lo que sale son las palabras del cavernicola. Otra posibilidad es que tenga a su victima hipnotizada, para difundir sus mensajes de cavernicola a través de la voz de otros. Todavía estoy investigando sobre eso.

Agradeciendo a Doc por su opinión, volvemos a los acontecimientos de la Plaza Diego Ibarra. Dada la gran variedad de versiones sobre lo que pasó, por parte de quienes asistieron al hecho, recuperamos el registro audiovisual del miercoles 10 de octubre en la Plaza Diego Ibarra: ¡el avistamiento fue difundido por el canal televisivo del Estado! Aquí se lo describo.

Plaza Diego Ibarra, pleno centro de Caracas. Miercoles 10 de octubre, por la tarde noche. Muchísimas personas están reunidas en la plaza, siguiendo en la pantalla gigante lo que está pasando a pocos metros, en la sede del CNE: la proclamación del compañero Hugo Chávez como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el período 2013–2019, tras la victoria electoral del 7 de octubre (día en que el pueblo venezolano eligió seguir profundizando el proceso revolucionario). Terminada la transmisión desde el CNE, en la plaza empieza el concierto musical “Un canto por la victoria”. Varios artistas se van presentando en la tarima. Pero de repente ¡zas! Luifer, cantante de los Cadillac's, antes de ponerse a cantar, pronuncia un claro mensaje del cavernicola: “Señores, les hago una pregunta, rapidito. Aquí, en Caracas, en el valle de nosotros mismos, el valle de Caracas, en las casas: ¿quiénes mandan, quiénes tienen los pantalones? ¿LOS HOMBRES o las mujeres? ¿LOS HOMBRES o las mujeres? Esta noche, en representación de los machos ¡los que tenemos los pantalones! ¡los que podemos tener una, dos, tres, cuatro y cinco novias si nos da la gana! ¡Los que podemos rumbear y llegar a la hora que nos da la gana! Les vamos a cantar, los machos a las mujeres, este corito: para que sepan y respeten quienes son los que mandan!”

Ahora, muchas son las preguntas que nos hacemos:

¿Habían cavernicolas viajeros del tiempo en la organización del concierto, que permitiera similar apología al machismo aunque en contraste con los compromisos en tema de igualdad de género asumidos por la revolución y el presidente Chávez, quien hace rato se declaró feminista?
¿Fue un cavernicola viajero del tiempo que se incorporó dentro del organismo de Luifer?
¿Fue un cavernicola viajero del tiempo que asumío los semblantes de Luifer para poderse montar en la tarima?
¿Es Luifer uno de los cavernicolas viajeros del tiempo?
¿Es Luifer un cavernicola?

Qualquiera que sea la respuesta, hay que decir que los cavernicolas no nos intimidan. Ya los tenemos pillados.

A veces se aparecen hasta en las personas de mentes muy brillantes, y por eso, por el contraste, los detectamos rápidamente. Como aquel día en que un compañero de un movimiento popular (un tipo normalmente muy inteligente) se resistía antes la propuesta de empezar un trabajo sobre géneros dentro de la organización, sosteniendo que si las mujeres viven mejor cuando no se dan cuenta de que son discriminadas, lo mejor es que se queden sin darse cuenta (pero nunca diría lo mismo de un obrero).

Hay que reconocer que lo más triste es cuando el cavernicola se incorpora dentro del cuerpo de una mujer, y que a través de su voz niegue el hecho de que existan las discriminaciones de género. (En este caso increíblemente los cavernicolas se ponen sutiles, porque saben que asumir las opresiones es el primer paso para poderlas superar).

Hay veces en que el cavernicola hasta se asoma en la mente de una. ¡ZAPE GATO!

Pero repito, ya los tenemos pillados.
Las y los feministas, revolucionarias y revolucionarios, estamos creciendo. Y vamos a juntar fuerzas, esfuerzos y formación porque así es que profundizaremos la revolución: porque sin feminismo no hay socialismo, porque el poder popular sólo se construye con la participación conjunta y equitativa de hombres y mujeres.
A los y las cavernicolas se le da la oportunidad de reflexionar, tomar conciencia, asumir sus errores, corregirse y entrar en el siglo XXI. Ubiquense, o se van a quedar solitos en el pasado, en sus cuevas.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Tantos poetas alrededor mío, y yo sin saberlo

por TULA

Eran la siete y media de la mañana de un jueves cualquiera. Sentada en mi pupitre, trataba de que la profe no se diera cuenta de que me estaba durmiendo: el libro de literatura abierto al frente mío, y yo sosteniéndome la cabeza con las manos en las sienes, como si estuviera concentrada en la lectura. Con un poquito de suerte y con la ayuda de mi larga pollina, calculaba yo que la profe no podía notar si tenía los ojos cerrados o no. (¡Es que la película de anoche estaba tan buena! ¡Una de zombis!Y terminé acostándome muy tarde. Y ahora heme aquí, la zombi soy yo.)
Mis manos, con las que me sostengo la cabeza, me tapan un poquito los oídos y la voz de la profe me llega como adentro de un acuario. Está hablando de poesía. Esto me da más sueño aún.
- La poesía habla mucho por imágenes, para llegar directamente a nuestra alma – dice la profe – leemos pocas palabras y de inmediato se nos forma una imagen en la cabeza. No se necesitan descripciones minuciosas, la mayoría de las veces la poesía solo nos sugiere una imagen: leemos de “velas en el mar” y ya a nosotros se nos forma la imagen de unos barcos, no sólo de sus velas sino del barco entero, con todas sus partes.
Uhi sí, a mí eso me gustaría en este momento: estar frente al mar meciéndome en una hamaca y mirando a los barquitos, con vela o sin vela. ¡Qué riiico sería! Pero nada, aquí estoy en el salón de clases, durmiéndome.
Y la profe que sigue con sus explicaciones:
- Eso que acabo de mencionar se llama “sinécdoque” SI-NÉC-DO-QUE - (ya se, sin mirarla, que se dio vuelta para escribirlo en la pizarra, y sigue con su explicación) – sin darnos cuenta, muchas veces la utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano. Una de sus formas es cuando para decir algo, nombramos sólo una parte de este objeto. Si digo “estoy buscando un techo” en realidad estoy buscando algo más que un techo: estoy buscando una casa, con su techo y también sus paredes. A alguien se le ocurre otro ejemplo? En el que se nombre una parte para designar el todo? A ver, a ver...-
Yo lo que pienso es “por favor, por favor, que no me llame a mí, por favor por favor”.
Juancho sorprende a todo el salón: - ¡a mí, profe, se me ocurre un ejemplo de eso! -
Repito, asombro general, porque Juancho es un tipo que nunca interviene en las clases. ¿Qué habrá comido por desayuno? me pregunto yo.
Y Juancho: - ¡ Una sinécdoque es por ejemplo cuando los hombres les decimos “culitos” a las mujeres!-
Risas generales. Juancho es un provocador. Ya se me quitó el sueño.
La profe habla tranquila, como si nada: - Esto es un ejemplo perfecto, Juan Carlos. Así mismo: la parte por el todo. La imagen es bien clara.
Más risas en el salón. - ¡Profe, tantos poetas alrededor mío y yo sin saberlo, ja ja ja! - Esta es Mayra, que no para de reírse.
La poesía habla por imágenes, había dicho la profe. Y de pronto me imagino una calle llena de gente caminando, pero al observar mejor, sólo hay hombres caminando, y entre uno y otro, algo flotando a poco menos de un metro de altura: tantos traseros. Así solos: sin piernas ni tronco, ni brazos, ni cabeza, ni rostros. La imagen es grotesca y me da una sensación de malestar. Ya estoy bien despierta, y decido decir mi opinión:
- Me parece muy injusta esa expresión. De un lado, porque el culo, ups, quiero decir: el trasero, lo tienen los hombres también, y sin embargo nosotras no los llamamos así, ni “culos” ni “culitos”... - digo.
Rosa me interrumpió, completando ese pensamiento: - … Es cierto, y tampoco decimos que este o ese otro chico es “MI culito” como fuera mi propiedad, un objeto mío que yo agarro cuando quiero. ¡Nosotras ni somos objetos, ni somos propiedad de nadie! ¡Somos personas!
Una mezcla de aplausos y silbidos invade el salón.
- Mayra ¡tú sí eres exagerada! ¡Yo a mi novia le digo “mi culito” pero así con cariño, ja ja ja! - a hablar fue Luis.
- No, vale, eso es despectivo, lo podemos usar cuando hablamos entre nosotros pero no frente a las chicas porque se molestan – dice Jonathan, guiñando el ojo.
No puedo dejar de intervenir nuevamente, me parece que de este debate dependen muchas cosas importantes: - Epa gente, no sean brutos, nosotras no somos “culitos”: al igual que ustedes, somos seres pensantes, personas únicas e irrepetibles, cada una con sus ideas, su personalidad, sus sueños y no pueden reducirnos a una parte de nuestro cuerpo. -
Aplausos. Me pongo de pie y hago reverencias: gracias, gracias...
La profe retoma la palabra: - Bueno, chicas y chicos, antes que nada quiero agradecer a Juan Carlos por haber despertado su interés por la clase de literatura. Y antes que termine la hora, quiero retomar los hilos de su debate, que mucho tiene a ver con esta clase, para dejarles esta reflexión... -
A pesar de su tono aburrido, la profe termina diciendo algo que me gusta: - “Poesía” significa “creación” y a través del lenguaje creamos día a día un mundo. Al nacer, llegamos a una sociedad creada o perpetrada por quienes nos antecedieron: pero es a nosotros y a nosotras que nos toca darnos cuenta de lo que está bien o que está mal, y tratar de cambiarlo. Eso tiene que ver con las palabras también. Al crecer en esta sociedad, aprendemos su lenguaje: un lenguaje que muchas veces refleja las injusticias del sistema y en el reflejarla las sigue perpetrando, las recrea día a día. Las palabras no son neutrales: pueden liberar o pueden discriminar. Y en ese sentido, todas y todos podemos ser poetas, creadores y creadoras: hay que preguntarnos como queremos que sea el mundo que queremos construir, para ir lo creando también a través de nuestro lenguaje. Si seguimos diciendo “culos” y “culitos” para referirnos a seres humanos de sexo femenino, estamos reduciendo su humanidad, estamos reduciendo a las mujeres a una parte del cuerpo humano, ignorando todo lo que es su manera de pensar, de sentir, de ser, es decir: estamos menospreciando su humanidad. Eso pasa porque nacemos y crecemos en una sociedad machista, y eso es el lenguaje que nos han enseñado. Pero al repetirlo estamos poniendo nuevamente las bases machistas para el futuro. Al contrario, al darnos cuenta de esa injusticia podemos cambiar la situación, dejando de utilizar el lenguaje machista para romper este círculo vicioso y poner las bases de una sociedad donde no haya discriminación de género.”
Y terminó con una frase muy bonita, de un poeta, un tal Paco Ibañez. Con esta frase me gustaría hacer un mural grandote: - La poesía es un arma cargada de futuro -.


domingo, 15 de abril de 2012

La dieta del oído

por Tula

Hace unos días estaba yo conversando con un amigo artesano. Se acercaba la hora del almuerzo, nuestros estómagos roncaban e impusieron el tema de conversación: la comida, obviamente.
“Me convenzo cada vez más – le decía yo – que somos lo que comemos: el alimento es nuestra gasolina y se transforma en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Si comemos sano, pensamos, hablamos y actuamos de manera sana. Si comemos comida chatarra, nuestros pensamientos, palabras y acciones serán chatarras también.”
“Eso es cierto – me contestaba él – pero yo creo que la cosa va aún más allá. La comida no nos entra sólo por la boca, sino por todos los sentidos: los ojos, los oídos, el tacto, el olfato. Todo lo que nos rodea nos alimenta de alguna manera.”
Y así filosofando, caminábamos en una asoleada y un poco polvorienta avenida Andrés Bello. Las camionetas pasaban al lado, cada una con su propia banda sonora a todo volumen, que por breves ratos nos envolvía como una nube musical.
Me despedí del pana y seguí pensando en todo eso. Si el alimento - lo que me nutre y que se convertirá en mis pensamientos y acciones - también entra por los oídos, ¿qué me están queriendo dar de comer, cuando me monto en una camioneta con su música a todo volumen?
Parece que lo que más pasan esas rockolas son canciones comerciales de contenido machista.
El reggaeton es el más descarado. Justo hace un tiempo recuerdo haber escuchado, subiendo desde la Guaira en una camioneta, un entero disco donde la canción más suave decía “pégala, azótala...” . Además de la violencia, en todas las canciones la mujer aparecía sólo como un objeto del placer sexual del hombre. Y, ojo, no se trata de una cuestión moralista: el tema no es que la canción hable de sexo, sino la manera en que lo hace, y la imagen de la mujer que el reggaeton, en su gran mayoría, refleja y reproduce: un objeto, un cuerpo para el disfrute ajeno.
Mi amada salsa tampoco se salva, está salpicada también de contenidos sexistas. ¿Quién no cantó ese lindo elogio de la pereza que es “No hago más na'”? Qué pena darse cuenta que el tipo de la canción se queda echado en una hamaca todo el día porque quien le cocina y le sirve es “su” mujer: “qué bueno es vivir así, viviendo sin trabajar/señores si yo estoy declarado en huelga/qué mi mujer me mantenga ¿oíste?”. Mientra Ismael Rivera canta “casi que patriarcal, viendo a mi perro guardar a mi tesoro y a mi mujer, qué inmenso/ qué inmenso, qué inmenso, ser el dueño de la finca y la mujer” . Y el Sexteto Juventud: “por una mujer no se va a la cárcel, sólo la vieja vale de verdad”.
Y ni hablar de la música romántica: sin ti no soy nada, cantan las mujeres. Y: “mala de ti, pobre de mí”, cantan muchos boleros y vallenatos.
Por suerte, aunque no sean la mayoría, también existen reggaetones, salsas, baladas, boleros y vallenatos que tienen un contenido diferente. Porque no se trata de ritmos, sino de contenidos.
El lenguaje no es casual ni es neutro. De una lado refleja el machismo que está en la sociedad, pero por otro lado lo sigue perpetrando, y con una herramienta bien poderosa que son los ritmos pegajosos, que se te pegan, y hasta te sorprendes a tararearlos (y te apenas y miras a los lados para ver si alguien se dio cuenta).
Ese es el alimento diario que entra por nuestros oídos. Me hace recordar a un libro y una película de hace unos años, “Alta fidelidad” en la que un chico apasionado de música se preguntaba si todos sus fracasos sentimentales se debían a las canciones de música pop que escuchaba desde pequeño, y que no hacían otra cosa que hablar de corazones rotos y de sufrimientos por amor.
Si nos alimenta lo que escuchamos ¿queremos construir un mundo mejor, una sociedad más justa y vamos a seguir tarareando canciones machistas?

Y aquí viene la pregunta de siempre: ¿qué podemos hacer? ¡Se aceptan sugerencias!
Por mi parte, creo que un buen punto de partida es tomar conciencia de todo esto.
Conversar.
Jugar a cambiar las letras.
Boicotear la música discriminatoria.
Y todo esto, con más fuerza, desde nuestra radio comunitaria.

martes, 15 de noviembre de 2011

La revolución también se hace por teléfono

por Tula

En la Venezuela Bolivariana, en esta nueva sociedad en construcción, a las mujeres aún no se le ha reconocido el derecho a decidir sobre su propia vida y su proprio cuerpo. Las mujeres no tenemos derecho a elegir cuando ser madres y cuando no. ¿Qué pasa cuando una mujer se encuentra en la situación de un embarazo no deseado? Muchísimas mujeres deciden interrumpirlo aunque sea algo illegal y tengan que hacerlo de manera clandestina. Algunas tienen una situación económica que les permiten hacerlo en condiciones más o menos seguras, en una clínica o en el exterior. Las que no cuentan con recursos económicos, la gran mayoría, lo hacen en condiciones de riesgo: algunas quedan con discapacidades permanentes debido a un aborto mal practicado. Otras, simplemente, se mueren.
Todas están solas.
Pero la situación ha cambiado gracias a la valiente iniciativa de un colectivo feminista que desde mayo atiende por teléfono a la Línea Aborto Información Segura 0426 1169496. Ese colectivo, no practica abortos. Pero defiende el derecho a la información de las mujeres que se encuentren ante un embarazo no deseado. El objetivo es evitar las tantas muertes que se deben a abortos realizados en condiciones de riesgo, por no conocer cuales son los procedimientos seguros (en media, cada año mueren 80.000 mujeres en el mundo, por complicaciones de un aborto inseguro).
Las compañeras de la Línea proporcionan las mismas informaciones que puedes encontrar en internet. Pero hace una gran diferencia poder tener interlocutoras, a las cuales hacer preguntas, y que van a estar pendientes de tí. Una mujer que decida interrumpir un embarazo no deseado, ya no está tan sola.
La iniciativa de las compañeras es muy valiosa y ha logrado poner en el tapete el debate sobre el aborto, poniendo en evidencia que se trata de un tema de salud pública, que el Estado todavía no ha querido reconocer como tal, a pesar de las propuestas y peticiones que desde hace años le vienen entregando organizaciones y movimientos sociales y populares. Esa parte del código penal quedó intacta frente a la reforma de 2005, junto con toda una serie de artículos aberrantes. Hay quienes dicen que es un tema “incómodo” y que haría “perder votos”.
Frente a esta situación, las mujeres revolucionarias no se quedan de brazos cruzados esperando que el Estado asuma sus responsabilidades, mientras muchas hermanas siguen muriéndose. La revolución se hace desde abajo y ¿por qué no? También por teléfono.



En los países donde el aborto ha sido legalizado y es seguro y gratuito, eso no ha comportado un aumento de los abortos (entre otros, Cuba), ya que viene acompañado de programas integrales de educación sexual que previenen los embarazos no deseados.
La salud es un derecho, y ser madre debería ser una elección, no un destino inevitable. Para eso se hacen imprescindibles: la educación sexual (garantizar el conocimiento, para poder tomar decisiones sobre sexualidad y reproducción); el fácil acceso a los anticonceptivos (para evitar embarazos no deseados y por ende evitar abortos);- el aborto legal, seguro y gratuito (para garantizar el derecho de las mujeres a la vida y a la salud, para no ser discriminadas, para evitar lesiones permanentes. Para no morir. )

lunes, 26 de septiembre de 2011

Un día de terror en la Maternidad

por EL CUARTO DE TULA


¡Hola Tula! ¿Cómo estás? Aquí te cuento una historia del horror, que viví hace no mucho, un par de día después de haber dado a luz a mi bebé hermoso. Tengo 21 años, y es mi primer bebé. Desde que supe que estaba embarazada, estuve investigando mucho sobre la posiblidad de parir en la casa. Hablé con varios doctores sobre los beneficios y los riesgos del parto “extrahospitalario”, como es llamado el parto en casa. Para parir en casa, me preparé en todo mi embarazo: hice ejercicios, seguí una alimentación estricta. Mi última consulta, unos días antes de dar a luz, había sido con un doctor de la Maternidad Concepción Palacios. Él me dió “el visto bueno” para parir en la casa y me contó que había todo un movimiento de medicos, medicas y obstetras, a nivel mundial, que está retomando la importancia del parto extrahospitalario. “El parto es un proceso natural, no un proceso médico. Y por eso, menos intervenga el médico, mejor. Sólo tiene que estar para intervenir en caso de necesidad.”me dijo. También me advirtió que muy pocos médicos están conciente de eso, porque muy pocos conocen los beneficios reales del parto en un ambiente cálido, cómodo y con la presencia de las personas más cercanas a la parturienta.
Pocos días después, parí en mi casa, sin problemas, con la ayuda de una partera de confianza y con la presencia de mi mamá, y nació mi hermoso bebé.
Al segundo día de haber dado a luz, me sentía muy bien pero quería hacerme un chequeo, para que me confirmaran que todo estaba bien. Me fui tempranito para la Maternidad Concepción Palacios, junto con mi bebé y mi mamá. Pero al llegar, cuando expliqué que había tenido un parto extrahospitalario y que quería hacerme un chequeo, el personal del hospital me empezó a mirar como a una loca.
Para hacerme los chequeos me hicieron esperar en una sala, junto con las parturientas, mientras mi mamá y mi bebé (de dos días de nacido) tuvieron que quedarse afuera. A las parturientas las tenían en ese salón donde hacía un frío horrible, y ellas sólo con una pequeña batica muy ligera y unas cholitas. Y a mí eso me asombró y me dolió en el alma, porque el frío te dificulta el parto. Las doctoras que entraban en la sala les hablaban de manera golpeada y desagradable, diciendoles con voz dura: “démen sus papeles, pero sólo los necesario, que a mí los recibos del mercado no me interesan así que van guardando todos esos papelitos que tienen ahí y sólo me dan los que les pido!”. Cuando le digo a la doctora que había tenido un parto extrahospitalario hace dos días, que me sentía bien y que me quería hacer un chequeo, ella me preguntó si yo tenía fiebre, y yo le dije que no, que me sentía bien, y se fue (no sin mirarme como a una loca). Me hicieron esperar un largo tiempo, y yo veía a como trataban a las embarazadas, y pensaba que hace dos días estaba en su misma situación de dar a luz pero en un ambiente cálido, con la ayuda y la cercanía de mi familia. Me daba dolor ver a como estaban ellas, solas y con frío y me puse a llorar y quise salir de ahí, a ver a mi bebé que estaba afuera, con mi mamá. Mi mamá me calmó, y yo volví a entrar en la sala. Espere un tiempo más, y al final me atendió un doctor. En la sala también estaban otras doctoras y enfermeras. El doctor me preguntó, de mala manera: “y tú, por qué estás aquí?”. Yo le expliqué con calma, que tuve un parto extrahospitalario hace dos días, que me siento bien pero que quiero hacer un chequeo. Él me mira como con odio y me dice, duro: “¡¿y por qué pariste en tu casa?! ¡¿ acaso no te dió chance de llegar hasta el hospital?!” y luego, indicando la camilla ginecológica: “¡pon los muslos aquí!” me sentí tratar como si yo fuera un pedazo de pollo. Y él seguía: “¿eres de un pueblito, como para parir con parteras? ¡Eres una ignorante y una irresponsable!”. Y yo, ahí, tendida en la camilla. Sin decirme nada, él agarra el espéculo, y me lo metió con mucha violencia: fue muy duro, muy violento y muy rústico, y me dolió mucho. ¡Yo acababa de parir hace dos días! Empecé a llorar de dolor, y me sentí violada por él con el espéculo. Llorando, miré a las otras doctoras y enfermeras que estaban alrededor de la camilla, buscando ayuda pero todas me miraban, veían lo que el doctor me estaba haciendo y no decían nada. Y él seguía hablándome duro: “¡¿sabes que tienes un desgarre de tercer grado?! ¿y que le estás hechando?” yo le cuento las instrucciones que me dió mi partera. Y él sigue: “¿¿sabes que ésto se te está pudriendo?? y que te vamos a tener que meter puntos? ¿y que te vamos a tener que hacer un curetaje? Y que vas a tener que quedar hospitalizada por los menos por tres días, y sin el bebé, así que empieza a pensar como hacer, porque tampoco va a poderlo amamantar! Y ahora tienes que hacerte un ecosonograma! ”. Y el doctor se fue. Él nunca se presentó, y nadie quiso decirme su nombre, aunque yo lo pregunté varias veces.
Despúes de él, otra doctora me examinó, pero con más delicadeza, y con ironía me preguntaba: “¿y por qué conmigo no lloras, si te estoy haciendo lo mismo que el doctor?”. Y me decía que el ecosonograma mostraba que había restos de placenta y que tenía que quedar hospitalizada por lo menos por una semana, y cómo era posible que yo hiciera eso, que tenía suerte porque todo estaba mal. Luego entró otra doctora, y la que me estaba haciendo el eco le dijo: “mira, ésta es la del parto extrahospitalario”. Y la doctora recién entrada también me examina, y dice: “pero está muy bien, por tener dos días de haber dado a luz!” y la otra la manda a callar, pero la doctora recién entrada sigue: “lo que tienes es un desgarre muy leve, no tienes nada, y eso sana sólo. No amerita puntos. Los restos de placenta que tienes son normales y se van a salir solos.” Y me dijo que no había ninguna infección: de hecho, yo no tenía fiebre.
¡En ese momento me dí cuenta de que me habían estado mintiendo todo el tiempo, haciendome psicoterror!
Luego la primera doctora siguió con ese psicoterror: “tienes que esperar que salgan los resultados de los exámenes de sangre, a ver cuánto tiempo tienes que quedar hospitalizada.”
Mientras esperaba a que salieran los resultados, estuve averiguando para el registro del nacimiento de mi hijo, en otra parte del hospital. Y ahí, el personal me decía: “¡Ah, tú eres la del parto extrahospitalario!” como si lo hubiera sabido toda la Maternidad.
Cuando, a las seis de la tarde, me dieron los resultados de los éxamenes de sangre, llamé por teléfono a una doctora amiga de familia, y se los leí. Y ella me dijo que estaban bien, sólo tenía ligeramente altos los globulos blancos pero que eso era normal.
Pero, al mostrar los resultados a la doctora de la Maternidad, volvió el psicoterror: que yo tenía los globulos blancos demasiado altos y que me tenían que hospitalizar, por quince días porlomenos (cada vez aumentaba el número de días en que me iban a hospitalizar).
A este punto llamo a mi partera, y ella me tranquiliza, me dice que es normal lo de los glóbulos blancos, es normal lo de la placenta, y que siguiendo las instrucciones que ella me había dado, todo iba a salir bien.
Sin esperar más, no me dejé hospitalizar sin razón, no dejé que me hicieran nada y me fui para mi casa, con la sensación de haber pasado el peor día de mi vida. Yo, y mi pobre bebé también, porque no pudo comer en todo el día, ya que me hicieron estar dentro del hospital de las 10 de la mañana hasta las 6.30 de la tarde para esperar a los resultados, sabiendo que afuera estaba mi bebé recién nacido. Yo sufrí: me hicieron psicoterror, violentaron mis partes, me separaron del bebé a pesar de que es primordial el contacto entre madre y bebé recién nacido. Yo sufrí, y mi bebé también, porque no lo podía amamantar, estando yo alterada, temblando de rabia y de dolor por la violación con el espéculo. Fue horrible.
Al salir de eso, quise olvidarlo y disfrutar el compartir con mi bebé, y no pensar en todo lo malo que me hicieron ese día. Y ahora estoy reafirmada en mi opinión: que parir en la casa es lo mejor, si las condiciones son aptas.
La Maternidad Concepción Palacios tiene instalaciones de primera, sillones para que las parturientas se sienten más cómodas, un ambiente limpio y todo muy bien equipado. Pero la atención es del horror. Yo, antes, ni sabía que existía eso de la violencia obstétrica. Ahora que lo sé, siento que es necesario denunciarlo. ¿Qué puedo hacer?
Un abrazo,
Belinda Graterol.”


Querida Belinda,
con qué dolor leí tu relato. Eso no debería existir en ningún lugar del mundo, y menos en un país como Venezuela donde se trabaja a diario para la construcción del “buen vivir”. Porque a la base de un buen vivir, tiene que estar un “buen nacer” y un “buen parir”, en el que se respeten los derechos humanos.
El embarazo y el parto son procesos naturales, pero en los últimos 50 años son tratados como “enfermedades” y que como tales, sólo pueden ser atendidos por equipos de salud. Las mujeres parturientas dejan de ser protagonistas de su propio parto y se vuelven “pacientes”.
También los partos son vistos como una “producción en serie”, donde a las mujeres se les atiende una tras otra como piezas de una cadena de producción, sin importa como se sienten. Son sometidas a unas prácticas de rutina, como la episotomía (el “cortecito”) que se hace a todas cuando en realidad es controindicada en la gran mayoría de los casos. No pueden caminar, no comen, las aislan de sus familiares, le dan medicamentos para acelerar el parto. Sólo pueden parir acostadas, en una posición innatural para el parto.
Otras veces, el parto es visto como un negocio, como en las clínicas donde te hacen cesarías aunque no lo necesites, porque “son más rápidas” y les permiten cobrarle más al Seguro.
Hace unos años se está tratando de impulsar en Venezuela el “parto respetado” o “parto humanizado” (o re-humanizado), pero las prácticas violentas y de eccesiva medicalización son tan arraigadas que la situación no va a cambiar de un día con otro. Tampoco va a cambiar sólo con una remodernización de las instalaciones de la Maternidad.
En realidad, es un derecho de la mujer parir adónde se sienta más segura, y con la menor intervención médica posible, “...para una mujer de bajo riesgo, esto puede ser en la casa, en una maternidad pequeña o quizas en una gran maternidad de un gran hospital.[...]Para que un parto domiciliario sea atendido correctamente, sólo se necesitan unas mínimas preparaciones: que haya agua limpia, que la habitación tenga temperatura óptima, que haya ropa y toallas calientes para arropar al recién nacido y mantenerlo caliente, y que haya facilidades de transporte en caso de necesidad.” (Organización Mundial de la Salud, Cuidado del parto normal: una guía práctica, 1996).
Tú no sólo viviste violencia obstétrica y ginecológica, sino también violencia psicológica e institucional, todas incluidas en la “Ley Orgánica Sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia”. Tienes el derecho de denunciar lo que te pasó, también para que se tomen medidas más fuertes para que eso no se vuelva a repetir.
Para denunciar eso, tienes que ir a la Fiscalía General de la República, en la oficina de Atención a la Víctima, en la Avenida Urdaneta. Puede ser útil de que vayas con una constancia o un informe del médico que te había dado el visto bueno para parir en la casa considerando las condiciones higienicas y sanitarias, la presencia de la partera y la facilidad de transporte en caso de necesidad.
También es importante recordar que puedes llamar al 0-800-MUJERES o 0-800-6853737, la línea telefónica gratutita que a nivel nacional brinda asesoramiento en cualquier caso de violencia de género.
No te quede callada, no estás sola. Un fuerte abrazo,
Tula


escribe a: elcorreodetula@gmail.com