Si Eva hubiera escrito el Génesis
¿cómo sería la primera noche de amor del género humano?
Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies
quizás, digo yo, no sé
hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla
que no conoció a ninguna serpiente
que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie
y que nadie le dijo "parirás con dolor y tu marido te dominará"
y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias
que Adán contó a la prensa.

E. Galeano

lunes, 15 de marzo de 2010

LAS MUJERES DECIMOS ¡NO! A LAS BASES MILITARES DE EEUU

por el Cuarto de Tula

Ya se ha hablado y escrito sobre los graves efectos “colaterales” que tendrá el acuerdo firmado el pasado 3 de noviembre por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia, a través del cual se permitirá la instalación de tropas norteamericanas en siete bases militares en territorio colombiano. Sin duda graves serán, por ejemplo, las consecuencias en términos de soberanía y seguridad de la región. Sin embargo hay un tema que ha pasado algo inobservado y que nosotras tenemos la obligación de destacar: lo que significa la presencia de bases militares extranjeras para los derechos y las vidas de las mujeres. Tenemos bastantes antecedentes: imagínense que EEUU ya tiene más de 800 instalaciones militares en el extranjero, y siempre van acompañadas por altísimos costos sociales (y no sólo).
En primer lugar, dónde se instala una base militar, siempre hay un aumento exponencial de la prostitución “para el desahogo de los soldados”. Las mismas autoridades militares estadounidenses ven esta actividad como una necesidad legítima, y hacen algo más que cerrar un ojo: por ejemplo, se preocupan de hacer la prueba del VIH a las mujeres, para que sean una mercancía segura y no contaminen a los soldados. Sin embargo, no se preocupan en asesorar a las mujeres sobre cómo protegerse del contagio ellas mismas. Pues no hay rollo: la mercancía cuando se deteriora, se bota a la basura y chau. No hay que olvidar tampoco que las bases causan un verdadero boom de todas las actividades delictivas ligadas a la prostitución: la trata de blancas, la esclavitud sexual, la pedofilia… No es una casualidad que una de las mayores metas del turismo sexual infantil en la actualidad (la ciudad filipina de Olongapo) ha crecido justo al lado de Subic Bay, que fue la base militar más grande que EEUU tenía en Asia.
En segundo lugar, la presencia de las bases militares extranjeras se acompaña por un altísimo índice de delitos sexuales en contra de mujeres y niñas. Para mayor gravedad, la casi totalidad de estos delitos queda impune. ¿Por qué? Porque antes de que las tropas estadounidenses entren al país, el mismo acuerdo estipula la inmunidad para los soldados. Es decir: haga lo que haga un soldado estadounidense, las autoridades locales no pueden arrestarlo ni acusarlo de algún delito (mientras que la justicia de su país los ampara). La inmunidad se convierte de manera casi automática en impunidad. Estamos hablando de militares que nunca van a ser juzgados y ya tienen licencia para matar y para violar.
En tercer lugar, es claro que las tropas estadounidenses no se instalan en otros países para cultivar florecitas: son soldados, su ocupación es la guerra, y de guerra y violencia es el clima que instauran adonde sea que vayan. Y siempre, en las guerras, los derechos, el cuerpo y la vida de las mujeres son pisoteados más que nunca, porque desde una óptica bien patriarcal son consideradas “bienes del enemigo” (parejas, madres o hermanas) y por lo tanto posibles blancos para aniquilarlo.
En cuarto lugar, el imperialismo. Los militares estadounidenses no vienen a nuestros países en visita de pana: la instalación de bases militares en territorios extranjeros es clara expresión de una relación impar, de dominio y supremacía. Y las mujeres locales son tratadas a la par de los recursos naturales: materias primas que están ahí a su disposición.
En quinto lugar, adonde llegan tienen el don de andar en malas compañías, a las cuales dejan el trabajo más sucio: ya sea instalando gobiernos opresores (véase que pasó con la “liberación de las mujeres” en Afganistán, baste pensar que el ocho de marzo del año pasado el régimen instalado en Kabul por los EEUU inauguró una cárcel femenina, como regalo para las mujeres afganas) o apoyando grupos armados que violan los derechos de las mujeres (más cercano a nosotras es el ejemplo de Plan Colombia y del apoyo a los paramilitares).
Y la lista sigue…
Pero nosotras no somos masoquistas. Estas bases no las queremos ver ni en pintura.