Si Eva hubiera escrito el Génesis
¿cómo sería la primera noche de amor del género humano?
Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies
quizás, digo yo, no sé
hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla
que no conoció a ninguna serpiente
que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie
y que nadie le dijo "parirás con dolor y tu marido te dominará"
y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias
que Adán contó a la prensa.

E. Galeano

miércoles, 15 de agosto de 2012

Tantos poetas alrededor mío, y yo sin saberlo

por TULA

Eran la siete y media de la mañana de un jueves cualquiera. Sentada en mi pupitre, trataba de que la profe no se diera cuenta de que me estaba durmiendo: el libro de literatura abierto al frente mío, y yo sosteniéndome la cabeza con las manos en las sienes, como si estuviera concentrada en la lectura. Con un poquito de suerte y con la ayuda de mi larga pollina, calculaba yo que la profe no podía notar si tenía los ojos cerrados o no. (¡Es que la película de anoche estaba tan buena! ¡Una de zombis!Y terminé acostándome muy tarde. Y ahora heme aquí, la zombi soy yo.)
Mis manos, con las que me sostengo la cabeza, me tapan un poquito los oídos y la voz de la profe me llega como adentro de un acuario. Está hablando de poesía. Esto me da más sueño aún.
- La poesía habla mucho por imágenes, para llegar directamente a nuestra alma – dice la profe – leemos pocas palabras y de inmediato se nos forma una imagen en la cabeza. No se necesitan descripciones minuciosas, la mayoría de las veces la poesía solo nos sugiere una imagen: leemos de “velas en el mar” y ya a nosotros se nos forma la imagen de unos barcos, no sólo de sus velas sino del barco entero, con todas sus partes.
Uhi sí, a mí eso me gustaría en este momento: estar frente al mar meciéndome en una hamaca y mirando a los barquitos, con vela o sin vela. ¡Qué riiico sería! Pero nada, aquí estoy en el salón de clases, durmiéndome.
Y la profe que sigue con sus explicaciones:
- Eso que acabo de mencionar se llama “sinécdoque” SI-NÉC-DO-QUE - (ya se, sin mirarla, que se dio vuelta para escribirlo en la pizarra, y sigue con su explicación) – sin darnos cuenta, muchas veces la utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano. Una de sus formas es cuando para decir algo, nombramos sólo una parte de este objeto. Si digo “estoy buscando un techo” en realidad estoy buscando algo más que un techo: estoy buscando una casa, con su techo y también sus paredes. A alguien se le ocurre otro ejemplo? En el que se nombre una parte para designar el todo? A ver, a ver...-
Yo lo que pienso es “por favor, por favor, que no me llame a mí, por favor por favor”.
Juancho sorprende a todo el salón: - ¡a mí, profe, se me ocurre un ejemplo de eso! -
Repito, asombro general, porque Juancho es un tipo que nunca interviene en las clases. ¿Qué habrá comido por desayuno? me pregunto yo.
Y Juancho: - ¡ Una sinécdoque es por ejemplo cuando los hombres les decimos “culitos” a las mujeres!-
Risas generales. Juancho es un provocador. Ya se me quitó el sueño.
La profe habla tranquila, como si nada: - Esto es un ejemplo perfecto, Juan Carlos. Así mismo: la parte por el todo. La imagen es bien clara.
Más risas en el salón. - ¡Profe, tantos poetas alrededor mío y yo sin saberlo, ja ja ja! - Esta es Mayra, que no para de reírse.
La poesía habla por imágenes, había dicho la profe. Y de pronto me imagino una calle llena de gente caminando, pero al observar mejor, sólo hay hombres caminando, y entre uno y otro, algo flotando a poco menos de un metro de altura: tantos traseros. Así solos: sin piernas ni tronco, ni brazos, ni cabeza, ni rostros. La imagen es grotesca y me da una sensación de malestar. Ya estoy bien despierta, y decido decir mi opinión:
- Me parece muy injusta esa expresión. De un lado, porque el culo, ups, quiero decir: el trasero, lo tienen los hombres también, y sin embargo nosotras no los llamamos así, ni “culos” ni “culitos”... - digo.
Rosa me interrumpió, completando ese pensamiento: - … Es cierto, y tampoco decimos que este o ese otro chico es “MI culito” como fuera mi propiedad, un objeto mío que yo agarro cuando quiero. ¡Nosotras ni somos objetos, ni somos propiedad de nadie! ¡Somos personas!
Una mezcla de aplausos y silbidos invade el salón.
- Mayra ¡tú sí eres exagerada! ¡Yo a mi novia le digo “mi culito” pero así con cariño, ja ja ja! - a hablar fue Luis.
- No, vale, eso es despectivo, lo podemos usar cuando hablamos entre nosotros pero no frente a las chicas porque se molestan – dice Jonathan, guiñando el ojo.
No puedo dejar de intervenir nuevamente, me parece que de este debate dependen muchas cosas importantes: - Epa gente, no sean brutos, nosotras no somos “culitos”: al igual que ustedes, somos seres pensantes, personas únicas e irrepetibles, cada una con sus ideas, su personalidad, sus sueños y no pueden reducirnos a una parte de nuestro cuerpo. -
Aplausos. Me pongo de pie y hago reverencias: gracias, gracias...
La profe retoma la palabra: - Bueno, chicas y chicos, antes que nada quiero agradecer a Juan Carlos por haber despertado su interés por la clase de literatura. Y antes que termine la hora, quiero retomar los hilos de su debate, que mucho tiene a ver con esta clase, para dejarles esta reflexión... -
A pesar de su tono aburrido, la profe termina diciendo algo que me gusta: - “Poesía” significa “creación” y a través del lenguaje creamos día a día un mundo. Al nacer, llegamos a una sociedad creada o perpetrada por quienes nos antecedieron: pero es a nosotros y a nosotras que nos toca darnos cuenta de lo que está bien o que está mal, y tratar de cambiarlo. Eso tiene que ver con las palabras también. Al crecer en esta sociedad, aprendemos su lenguaje: un lenguaje que muchas veces refleja las injusticias del sistema y en el reflejarla las sigue perpetrando, las recrea día a día. Las palabras no son neutrales: pueden liberar o pueden discriminar. Y en ese sentido, todas y todos podemos ser poetas, creadores y creadoras: hay que preguntarnos como queremos que sea el mundo que queremos construir, para ir lo creando también a través de nuestro lenguaje. Si seguimos diciendo “culos” y “culitos” para referirnos a seres humanos de sexo femenino, estamos reduciendo su humanidad, estamos reduciendo a las mujeres a una parte del cuerpo humano, ignorando todo lo que es su manera de pensar, de sentir, de ser, es decir: estamos menospreciando su humanidad. Eso pasa porque nacemos y crecemos en una sociedad machista, y eso es el lenguaje que nos han enseñado. Pero al repetirlo estamos poniendo nuevamente las bases machistas para el futuro. Al contrario, al darnos cuenta de esa injusticia podemos cambiar la situación, dejando de utilizar el lenguaje machista para romper este círculo vicioso y poner las bases de una sociedad donde no haya discriminación de género.”
Y terminó con una frase muy bonita, de un poeta, un tal Paco Ibañez. Con esta frase me gustaría hacer un mural grandote: - La poesía es un arma cargada de futuro -.